El canciller de la República de Panamá, Javier Martínez-Acha, compareció este martes 29 de abril de 2025 ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Asamblea Nacional en medio de crecientes tensiones diplomáticas con Estados Unidos. Su intervención buscó disipar dudas sobre el memorando de entendimiento firmado con Washington, reforzar la soberanía panameña sobre el Canal y responder a las polémicas declaraciones del expresidente Donald Trump. Con un discurso que defendió la “diplomacia valiente pero con sabiduría”, Martínez-Acha aseguró que Panamá no ha cedido soberanía, que el memorando es temporal, y que la Autoridad del Canal mantiene control total sobre las tarifas. Sin embargo, su intervención también evidenció desafíos en la estrategia comunicacional del Gobierno.
Tensión creciente entre Panamá y Estados Unidos
El memorando de entendimiento en materia de seguridad firmado entre Panamá y Estados Unidos ha sido objeto de crítica pública. Algunos sectores consideran que el acuerdo abre la puerta a una posible injerencia extranjera. Las declaraciones de Donald Trump, exigiendo tránsito gratuito de barcos estadounidenses por el Canal de Panamá, encendieron aún más el debate.
En este ambiente, la ausencia del canciller en presentaciones anteriores ante la Asamblea fue interpretada como evasiva, lo que obligó a Martínez-Acha a acudir finalmente a rendir explicaciones y defender la postura del Ejecutivo.
Las motivaciones detrás del mensaje del canciller
La intervención de Javier Martínez-Acha tenía varios objetivos clave:
- Calmar la presión política local y de la sociedad civil sobre la soberanía nacional.
- Desmarcar al gobierno panameño de cualquier percepción de sumisión ante Estados Unidos.
- Evitar que la narrativa de Trump gane tracción en la opinión pública.
- Proteger la imagen del Ministerio de Relaciones Exteriores frente a cuestionamientos sobre transparencia.
Al declarar que “nadie coacciona al Gobierno panameño” y subrayar que el memorando es revocable, el canciller apuntó a reafirmar el control nacional sobre las decisiones diplomáticas.
¿Qué se hizo bien en la intervención?
- Claridad jurídica: el canciller explicó que el acuerdo con Estados Unidos no es vinculante ni permanente, y que Panamá puede darlo por terminado si lo considera necesario.
- Defensa institucional: reiteró que la ACP (y no la Cancillería ni la Presidencia) regula el tránsito y las tarifas del Canal.
- Posicionamiento geopolítico: mencionó el intento de lograr la adhesión de 15 países al Tratado de Neutralidad del Canal en la OEA, reforzando el respaldo internacional a la soberanía panameña.
- Respuesta a Trump: se desmarcó de las declaraciones del expresidente estadounidense, recordando que el Canal no funciona bajo criterios políticos, sino legales y técnicos.
¿Qué estuvo mal o pudo hacerse mejor?
- Ausencia inicial: su retraso en comparecer dejó un vacío comunicacional que fue ocupado por voces críticas, lo que debilitó la posición oficial en las semanas anteriores.
- Falta de anticipación comunicacional: no se hizo un trabajo preventivo para explicar el memorando desde el inicio, lo que generó especulaciones y desinformación.
- Tono confrontativo innecesario: al decir que “nadie coacciona a Panamá”, la Cancillería podría ser percibida como reactiva, en lugar de estratégica.
¿Representa esto un revés político?
La intervención logró contener parte de la presión, pero el episodio revela fisuras en la coordinación entre política exterior y comunicación gubernamental. Si bien no es un revés irreversible, sí marca un momento incómodo para el Gobierno, especialmente en un contexto regional donde la soberanía es un tema sensible.
El memorando con EE. UU., aunque legalmente débil en compromiso, políticamente tiene un peso simbólico alto. La Cancillería deberá reforzar la pedagogía pública y explicar mejor sus acuerdos en adelante, especialmente aquellos que involucran a potencias extranjeras.
¿Cómo afecta esto la labor de relaciones exteriores?
El Ministerio de Relaciones Exteriores queda en una posición vulnerable si no fortalece su estrategia de comunicación pública y gestión parlamentaria. La diplomacia moderna exige transparencia, claridad en los mensajes y una capacidad de anticiparse a las crisis, no solo responderlas.
El apoyo que mencionó Martínez-Acha respecto a acuerdos financieros en Londres y alianzas educativas con INCAE son logros importantes, pero pasaron desapercibidos ante la falta de una narrativa proactiva.
¿Una oportunidad en medio de la tensión?
La comparecencia del canciller Javier Martínez-Acha es, al mismo tiempo, una defensa firme de la soberanía y una advertencia sobre los riesgos de una diplomacia mal explicada. Panamá necesita una política exterior coherente, respaldada por acciones y comunicaciones que refuercen la confianza ciudadana y proyecten al país con solidez ante el mundo.
Si esta experiencia lleva a una Cancillería más proactiva, con mejores alianzas políticas internas y mayor claridad ante la opinión pública, entonces la crisis habrá sido útil. Si no, el desgaste continuará.
