¿Qué es la minería a cielo abierto?
La minería a cielo abierto es una técnica que implica la extracción de grandes volúmenes de tierra para acceder a minerales valiosos. Aunque se dice que trae beneficios económicos, como la creación de empleo y la atracción de inversión extranjera, en Panamá esta actividad ha generado intensas controversias. Los impactos son variados y afectan no solo al medio ambiente, sino también al marco legal, político y a la salud pública del país.
Este análisis se adentra en los principales riesgos asociados, mostrando que, incluso con altos estándares de control, hay amenazas significativas que ponen en duda la viabilidad de esta industria en el contexto nacional.
Problemas legales
Panamá se enfrenta a un entramado legal complicado en el ámbito minero:
Marco jurídico inconsistente:
La Ley 9 de 1997 (que ha sido modificada en varias ocasiones) y las normativas relacionadas han sido criticadas por su ambigüedad y, en algunos casos, por ser inconstitucionales. La Corte Suprema de Justicia ha declarado la inconstitucionalidad de contratos clave (como la Ley 406 en 2023), señalando violaciones al debido proceso y a derechos fundamentales.
Vacíos regulatorios y contradicciones:
Hay inconsistencias entre las normas mineras y las leyes ambientales, lo que ha creado incertidumbre tanto para las comunidades como para las empresas.
Protección de derechos fundamentales:
La jurisprudencia reciente ha enfatizado que el derecho a la vida, la salud y un ambiente sano tiene prioridad sobre los derechos económicos. Esto limita considerablemente la capacidad del Estado para impulsar proyectos mineros sin enfrentar impugnaciones judiciales.
Consentimiento social y participación ciudadana:
Los convenios internacionales que Panamá ha ratificado (como el Acuerdo de Escazú) exigen una consulta previa, libre e informada, algo que históricamente ha sido deficiente en los proyectos mineros, lo que ha llevado a demandas y conflictos.
Problemas ambientales
La minería a cielo abierto es una de las actividades humanas más agresivas para el entorno natural. Sus efectos en Panamá son especialmente preocupantes, dado que el país cuenta con una biodiversidad única y un ecosistema frágil:
Deforestación masiva:
La eliminación de la vegetación para abrir tajos destruye hábitats y pone en riesgo a especies endémicas. En un país tropical como Panamá, la deforestación también agrava la erosión y la desertificación.
Contaminación de aguas:
La manipulación de minerales sulfídicos genera drenaje ácido de mina (DAM), liberando metales pesados como arsénico, mercurio y cadmio en ríos y acuíferos. Esto pone en peligro cuencas hidrográficas cruciales, como la del Canal de Panamá, que es vital para la economía nacional.
Degradación del suelo:
La remoción de las capas superiores del suelo convierte grandes áreas en terrenos infértiles, dificultando la recuperación de los ecosistemas a corto y mediano plazo.
Impacto climático:
La minería contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, no solo por el uso de maquinaria pesada, sino también por la pérdida de sumideros de carbono, como los bosques.
Problema político
La minería ha polarizado el debate político en Panamá por varias razones:
Desconfianza institucional:
La percepción general es que la minería beneficia a unas pocas élites empresariales y actores extranjeros, mientras que la mayoría de la población asume los costos ambientales y sociales. Esto ha erosionado la confianza en las instituciones, especialmente tras fallos judiciales que han revelado irregularidades.
Movilización social:
La minería ha provocado protestas masivas y bloqueos, especialmente en provincias como Coclé y Colón, involucrando a sindicatos, comunidades indígenas y ambientalistas. La falta de un diálogo genuino ha intensificado la crisis política y ha afectado la gobernabilidad.
La presión internacional ha sido fuerte:
Organizaciones ambientales y de derechos humanos han instado al Estado panameño a que cumpla con los estándares internacionales. Esto ha afectado la imagen del país, repercutiendo negativamente en su reputación a nivel global.
La presión internacional sobre Panamá en materia minera se manifiesta en diversos frentes: diplomático, ambiental, financiero y mediático. Este fenómeno ha escalado por la creciente preocupación global por la sostenibilidad y los compromisos internacionales que Panamá ha suscrito.
Marcos legales y compromisos internacionales
- Acuerdo de Escazú: Panamá es signatario de este tratado que fortalece el acceso a la información ambiental, la participación pública y la justicia en asuntos ambientales. El incumplimiento de estos principios ha sido denunciado por ONG internacionales, obligando al Estado panameño a revisar prácticas y procedimientos administrativos.
- Convenios sobre biodiversidad y cambio climático: Panamá está comprometido con la Convención sobre la Diversidad Biológica y el Acuerdo de París. La expansión minera pone en entredicho la coherencia entre la política interna y estos compromisos, especialmente porque la minería contribuye directamente a la deforestación y al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero.
Papel de las organizaciones no gubernamentales (ONG)
ONGs como Human Rights Watch, Greenpeace y Oxfam han emitido informes y comunicados instando a Panamá a reconsiderar la viabilidad de proyectos extractivos a gran escala. Su presión se canaliza a través de:
- Lobby internacional: Actúan en foros multilaterales y denuncian posibles violaciones de derechos humanos y ambientales.
- Campañas mediáticas: Amplifican los casos locales a la opinión pública global, poniendo a Panamá en el foco de la atención internacional y afectando su imagen.
Riesgos de sanciones y pérdida de financiamiento
La minería a cielo abierto puede afectar el acceso de Panamá a fondos de organismos multilaterales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ambos cada vez más rigurosos en cuanto al cumplimiento de criterios ambientales y sociales (ESG). Proyectos percibidos como incompatibles con estos estándares podrían:
- Limitar futuras aprobaciones de créditos o asistencia técnica.
- Condicionar las tasas de interés o exigir garantías adicionales.
- Fomentar la desinversión de fondos internacionales que priorizan inversiones socialmente responsables (ESG funds).
Presión diplomática
Algunos Estados con intereses geoestratégicos o comerciales en la región han expresado reservas informales sobre el avance desmedido de la minería en Panamá. Países europeos y Canadá, por ejemplo, cuyas empresas participan en proyectos mineros, enfrentan a su vez presión doméstica para garantizar que sus inversiones en el extranjero cumplan normas éticas y ambientales estrictas.
Impacto en la reputación país
En rankings como el Environmental Performance Index o los reportes de Transparency International, el manejo ambiental deficiente puede afectar la percepción global de Panamá, reduciendo su atractivo no solo en minería, sino también en turismo sostenible, banca verde y comercio internacional.
En cuanto a la inestabilidad legislativa, la continua modificación de leyes para facilitar o frenar proyectos mineros ha generado un ambiente de incertidumbre jurídica, lo que a su vez aleja inversiones legítimas en otros sectores productivos.
Riesgos inminentes incluso con controles estrictos
A pesar de que se imagine un escenario de minería responsable con controles avanzados, hay riesgos que siguen acechando:
Fallas catastróficas:
Las represas de relaves, que están diseñadas para almacenar residuos tóxicos, son estructuras que pueden colapsar, especialmente en regiones con alta pluviosidad y actividad sísmica como Panamá. Ejemplos de otros países demuestran que ni siquiera las naciones más desarrolladas han logrado evitar desastres de este tipo.
Ciclos largos de contaminación:
Los efectos del drenaje ácido pueden persistir durante siglos, liberando metales pesados mucho después de que la mina haya cerrado. Actualmente, no existe tecnología que garantice una recuperación total del daño.
Dependencia económica y volatilidad:
La minería expone al país a ciclos de precios internacionales, lo que genera inestabilidad económica y desincentiva el desarrollo de sectores sostenibles como el turismo o la agroindustria.
Impacto en la salud pública
Los efectos sobre la salud son preocupantes y están bien documentados:
Contaminación hídrica:
Beber agua contaminada con metales pesados puede provocar enfermedades neurológicas, daño renal, cáncer y problemas reproductivos. Las comunidades rurales, que carecen de acceso a sistemas de monitoreo constantes, son las más vulnerables.
Aire contaminado:
La emisión de partículas finas durante las explosiones y el transporte de materiales genera enfermedades respiratorias crónicas como asma, bronquitis y fibrosis pulmonar.
Alimentos contaminados:
La bioacumulación de metales pesados en peces y cultivos puede causar intoxicaciones alimentarias a mediano y largo plazo.
Estrés psicosocial:
El desplazamiento forzado, la pérdida de tierras y la incertidumbre ambiental provocan un aumento en los casos de ansiedad, depresión y desestructuración comunitaria.
Síntesis: Impacto de la minería a cielo abierto en Panamá
Área de impacto | Riesgos principales | Consecuencias potenciales |
Ambiental | Deforestación, contaminación de aguas, drenaje ácido, pérdida de biodiversidad | Destrucción ecosistemas, daños irreversibles, conflictos con tratados ambientales |
Legal | Contradicciones normativas, fallos judiciales, vacíos legales | Suspensión de proyectos, demandas judiciales, inestabilidad legal |
Político | Conflictos sociales, crisis de confianza, presiones internacionales | Protestas masivas, debilitamiento institucional, daño reputacional |
Salud Pública | Intoxicación por metales pesados, enfermedades respiratorias, problemas psicosociales | Incremento de cáncer, afecciones pulmonares, impacto en la salud mental |
Gráfico: Severidad de los impactos clave de la minería a cielo abierto en Panamá

Reflexión
La minería a cielo abierto en Panamá representa un reto que va más allá de lo técnico, abarcando múltiples sectores. Incluso con las mejores regulaciones, los riesgos para el medio ambiente, la sociedad y la salud pública son significativos y perdurables. El país se encuentra ante un dilema estructural: aunque busca atraer inversiones, también debe considerar la sostenibilidad y el bienestar de su gente y de sus ecosistemas únicos.
Para lograr un desarrollo económico sostenible, es fundamental diversificar la matriz productiva, priorizar sectores que tengan un bajo impacto ambiental y fortalecer las instituciones para garantizar que la protección de los derechos fundamentales nunca sea un tema de negociación. La experiencia reciente indica que la minería, en lugar de ser la solución definitiva, ha intensificado los problemas de gobernabilidad, confianza social y conservación del patrimonio natural de Panamá.