Desde una perspectiva de estrategia comunicacional, el caso del conflicto entre Israel y Palestina es un ejemplo paradigmático de cómo la batalla por el relato puede alterar la percepción global, más allá de los hechos objetivos y los datos históricos verificables. A continuación, se expone un análisis detallado de cómo la narrativa palestina ha logrado posicionarse eficazmente en la opinión pública internacional y por qué la estrategia comunicacional de Israel ha sido menos efectiva en ciertos frentes.
La narrativa palestina: una estrategia emocional, identitaria y visual
La construcción del arquetipo “débil vs. poderoso”
La narrativa palestina se ha estructurado sobre una fórmula emocionalmente poderosa: la de un pueblo ocupado, oprimido y sin Estado enfrentado a un Estado moderno, con ejército y apoyo occidental. Este arquetipo conecta con la sensibilidad internacional hacia causas decoloniales, anticolonialistas y de justicia social.
Uso estratégico de imágenes e historias humanas
Las imágenes de niños, mujeres y civiles afectados por bombardeos o condiciones humanitarias adversas se convierten en íconos virales. Plataformas como Instagram, TikTok y Twitter/X permiten que estos contenidos se compartan de forma masiva sin necesidad de verificación. Esta táctica se apalanca en la instantaneidad emocional, no en el análisis crítico.
El framing del “apartheid”
Organizaciones y portavoces han posicionado el término “apartheid” para referirse a la política israelí en los territorios ocupados, estableciendo una analogía simbólicamente poderosa con Sudáfrica. Aunque esta comparación es debatida y no es universalmente aceptada por expertos legales, ha sido eficaz como “marco de interpretación” en el discurso global.
Medios de comunicación y capital simbólico
Penetración en medios alternativos y activismo digital
Mientras los medios tradicionales occidentales solían tener posturas más cercanas a Israel, desde 2014 en adelante se ha producido un viraje hacia medios alternativos, influenciadores, ONGs y periodistas independientes que narran desde Gaza o Cisjordania. Estas fuentes han sido clave para difundir una visión más crítica hacia Israel.
Influencia en universidades y movimientos sociales
La causa palestina se ha articulado con movimientos de izquierda, antirracismo, derechos humanos, y lucha contra la colonización. En Estados Unidos y Europa, muchas universidades son ahora centros de activismo pro-palestino. El movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) es un ejemplo de una campaña global con eficacia simbólica y retórica.
Debilidades de la comunicación israelí
Comunicación gubernamental rígida y defensiva
Israel suele comunicar desde estructuras estatales con enfoque jurídico, defensivo o institucional. Aunque este enfoque es sólido para audiencias diplomáticas o especializadas, no genera empatía ni viralización en redes sociales.
Desconexión con el lenguaje emocional moderno
El relato israelí insiste en su derecho a la defensa y en el marco histórico del Holocausto y su legitimidad internacional. Sin embargo, este discurso no siempre logra competir con las imágenes virales de víctimas civiles palestinas. La comunicación emocional de Israel es débil o inexistente en redes no hebreo-parlantes o no judías.
Censura y control de medios como boomerang
Las restricciones impuestas a periodistas o el control militar en ciertas zonas generan desconfianza y dan pie a relatos alternativos no verificables pero emocionalmente potentes. En la era de la desconfianza hacia los Estados, esto perjudica al Estado israelí como emisor confiable.
El papel de la desinformación y la guerra semiótica
Narrativas falsas o manipuladas
Hay múltiples ejemplos de imágenes falsas, mal atribuidas o descontextualizadas que circulan como “evidencia” contra Israel. Sin embargo, en muchos casos, incluso cuando son desmentidas, el daño reputacional ya ha sido hecho.
TikTok, Telegram y el ecosistema de contenidos efímeros
Estas plataformas favorecen contenidos emocionales, breves y de rápida difusión. Los actores pro-palestinos han sabido usar esto mejor que Israel. Influencers, activistas y ciudadanos comparten testimonios que humanizan una sola versión del conflicto.
El relato gana cuando conecta emocionalmente, no cuando se defiende con hechos aislados
Palestina ha logrado movilizar una narrativa poderosa, visual, emocional y alineada con las grandes causas sociales contemporáneas. Israel, en cambio, continúa comunicando desde marcos históricos, jurídicos y militares que, aunque legítimos, no son eficaces en un entorno de comunicación digital polarizada y emotiva.
La guerra comunicacional, como la militar, ya no se libra solo en campos de batalla físicos, sino en los campos de percepción, donde los símbolos, imágenes y hashtags importan tanto como los tratados y la historia.