La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, llegó a Panamá en un contexto de crisis migratoria regional. Su reunión con el presidente José Raúl Mulino y el ministro de Seguridad Frank Ábrego no fue un mero acto protocolar: marcó la consolidación de un modelo de control migratorio que Estados Unidos busca replicar en Centroamérica. La visita incluyó la observación de un vuelo de repatriación, donde decenas de personas fueron devueltas a su país de origen.
El modelo panameño: ¿Éxito o espejismo?
Repatriaciones y cifras
Panamá ha deportado o expulsado a miles de personas en vuelos semanales, bajo un acuerdo bilateral con Estados Unidos. Las autoridades estadounidenses han elogiado la efectividad del sistema, afirmando que las políticas panameñas han reducido radicalmente el flujo migratorio a través del Tapón del Darién, llegando incluso a observarse movimientos de migrantes que retroceden.
Controversias y derechos humanos
Entre los repatriados hay individuos con antecedentes criminales graves, según las autoridades. Sin embargo, no se han detallado los mecanismos de verificación independiente para garantizar la transparencia del proceso. Aunque las autoridades panameñas insisten en el respeto a los derechos humanos, organizaciones civiles han cuestionado la opacidad de los procedimientos y la falta de acceso a información.
Más allá de la migración: Cooperación en seguridad
Narcotráfico y ciberdelitos
Se acordó el intercambio de información biométrica para identificar traficantes de drogas y de personas. Además, Estados Unidos brindará apoyo a Panamá en materia de ciberseguridad, con especial énfasis en la protección de infraestructuras críticas.
Acuerdos operativos futuros
- Compartir datos de pasajeros con agencias estadounidenses.
- Implementar sistemas de escaneo de contenedores en puertos y fronteras.
- Financiamiento compartido para los costos de repatriación.
Contexto geopolítico: ¿Por qué importa?
La gira de la secretaria estadounidense busca extender el modelo panameño a otros países de la región. Panamá se posiciona como un aliado estratégico por su ubicación geográfica, controlando el paso migratorio más crítico hacia Norteamérica y rutas clave del narcotráfico. La visita refuerza la alianza entre ambos gobiernos y consolida la influencia estadounidense en la política migratoria y de seguridad regional.
Expectativas y desafíos
Plazos y ejecución
Los acuerdos de intercambio de datos podrían implementarse en menos de un año. La cooperación en ciberseguridad requerirá capacitación técnica y la adquisición de equipos, con avances graduales en los próximos meses.
Riesgos
Existe el riesgo de que Panamá dependa excesivamente de sistemas tecnológicos extranjeros para su vigilancia. Si otros países de la región no replican el modelo, Panamá podría convertirse en un punto de congestión migratoria, con posibles crisis humanitarias en sus fronteras.
Una alianza
La visita de la secretaria estadounidense consolida a Panamá como laboratorio de nuevas políticas migratorias y de seguridad regional. Aunque las cifras de deportaciones y la reducción del flujo migratorio se presentan como logros, persisten dudas sobre la transparencia y la sostenibilidad del modelo. La cooperación en seguridad amplía la influencia extranjera en la región, pero exige a Panamá equilibrar la eficacia con la protección de los derechos fundamentales. El verdadero éxito no se medirá en vuelos de repatriación, sino en la capacidad de ofrecer soluciones humanas y sostenibles a la migración y la seguridad.