Entre la supervivencia nacional y la presión de las importaciones
El sector lechero de Panamá atraviesa por una de las crisis más profundas de su historia reciente. La suspensión temporal de compras por parte de Nestlé a 320 productores de las regiones de Azuero y Chiriquí, equivalente a aproximadamente 35,000 litros diarios, ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades estructurales de un sector que emplea a más de 15,000 personas directamente y sostiene la economía rural de vastas regiones del país.
El impacto de Nestlé: más que una decisión empresarial
La multinacional suiza, que mantiene presencia en Panamá desde hace 86 años y opera la primera planta de Nestlé en Centroamérica ubicada en Natá de los Caballeros, justificó su decisión por una «baja sostenida en la demanda» de su producto leche evaporada Ideal, así como por el impacto del ingreso de sustitutos importados que han modificado los hábitos de consumo. Sin embargo, esta explicación empresarial no mitiga el impacto social y económico inmediato sobre cientos de familias productoras.
La empresa, que compra el 50% de toda la leche de grado industrial producida en el país, ha mantenido inversiones anuales superiores a los $11.5 millones en la compra de leche fresca a productores locales. Su decisión refleja las presiones competitivas que enfrenta ante productos importados hasta 30% más baratos gracias a subsidios externos.
Las declaraciones del Presidente Mulino: una posición firme
En su conferencia de prensa del 14 de agosto de 2025, el presidente José Raúl Mulino adoptó una posición contundente que marca un punto de inflexión en la política comercial del país. «Si no compran la leche nacional, no importarán leche extranjera. Se lo mando a decir clarito a la Nestlé», declaró el mandatario, estableciendo una clara línea de confrontación con las prácticas comerciales que privilegian las importaciones sobre la producción nacional.
Mulino anunció medidas específicas que incluyen:
- Trabajo conjunto entre MICI y MIDA para absorber los 35,000 litros diarios que Nestlé dejó de comprar
- Reuniones con pizzerías para fomentar el uso de queso mozzarella nacional en lugar de imitaciones
- Normativa para etiquetado transparente que obligue a los comercios a informar si los productos no están hechos con queso o leche real
- Política de reciprocidad comercial: prohibición de importaciones para empresas que no compren producción nacional
Esta postura presidencial representa un cambio paradigmático hacia la protección del sector primario, siguiendo el modelo aplicado exitosamente con el arroz, donde se reguló el mercado y se trajo «tranquilidad al sector».
La diversificación del mercado lácteo: amenazas y oportunidades
La invasión de los productos sucedáneos
El mercado lácteo panameño ha experimentado una transformación radical impulsada por la entrada masiva de productos sucedáneos – imitaciones de lácteos elaboradas con grasas vegetales o animales en lugar de leche real. El ministro de Desarrollo Agropecuario, Roberto Linares, ha alertado sobre esta «competencia desleal» que engaña al consumidor y desplaza la producción nacional.
Los productos más afectados incluyen:
- Queso mozzarella: Las importaciones de mozzarella rallada cuestan menos de la mitad que la local y su importación creció 10 veces en volumen en menos de una década
- Leche condensada y evaporada: Grandes industrias importan versiones sucedáneas de estos productos
- Yogurt: Registra altos niveles de importación desde Estados Unidos
El tratado de promoción comercial: una espada de damocles
La liberalización comercial establecida en el Tratado de Promoción Comercial (TPC) con Estados Unidos se perfila como el principal desafío estructural del sector. Actualmente, la mayoría de productos lácteos estadounidenses ingresan a Panamá con arancel cero, y para 2026 se eliminará completamente la protección arancelaria para la leche fluida.
Esta apertura ha resultado en:
- Importaciones récord: $100 millones en productos lácteos durante 2024, un crecimiento del 66.7% respecto a 2023
- Desventaja competitiva: Los productores estadounidenses reciben subsidios que les permiten vender hasta 30% más barato
- Riesgo de colapso: Para 2028, Panamá quedará «libre al 100%» en el comercio lácteo, eliminando cualquier protección restante
Los números de la crisis: un sector en retroceso
Declive productivo sostenido
Los datos oficiales revelan la magnitud de la crisis estructural:
- Caída productiva: De 205 millones de litros en 2015 a 154.2 millones en 2023, una reducción del 25%
- Recuperación insuficiente: A pesar del crecimiento del 6.1% en 2024 (163.5 millones de litros), la producción sigue 20% por debajo de los niveles de 2015
- Pérdida de productores: El número de ganaderos lecheros cayó drásticamente de 5,338 en 2011 a 2,743 en 2024
Déficit de autosuficiencia crítico
Panamá produce apenas el 37% de lo que consume en productos lácteos, una proporción alarmantemente baja comparada con el 50% que producía en 2010. Con un consumo nacional de aproximadamente 480 millones de litros anuales entre leche fluida y productos lácteos, y una producción nacional de apenas 180 millones de litros, el país depende masivamente de importaciones para satisfacer su demanda interna.
El consumo per cápita nacional de 110 litros anuales está significativamente por debajo de los 180 litros recomendados por la FAO, lo que sugiere tanto una oportunidad de crecimiento como una mayor vulnerabilidad ante disrupciones en las cadenas de suministro internacionales.
Factores estructurales de la crisis
Vulnerabilidad climática
Los fenómenos climáticos extremos han emergido como uno de los principales factores destructivos del sector. Entre 2013 y 2023, Panamá enfrentó al menos tres eventos El Niño y dos La Niña intensos, generando sequías prolongadas e inundaciones que impactaron severamente la ganadería.
La reducción del hato lechero ilustra esta vulnerabilidad: de 231,400 cabezas de ganado en 2015 a 157,500 en 2023, una disminución del 32% que refleja tanto el impacto climático como la falta de adaptabilidad del sector.
Deficiencias tecnológicas y de competitividad
El sector lechero panameño enfrenta desafíos tecnológicos significativos que comprometen su competitividad:
- Tecnificación insuficiente: El 96% de las fincas son pequeñas y medianas con nivel tecnológico de bajo a medio
- Problemas de alimentación: Deficiencias en manejo de pasturas y conservación de forraje
- Gestión reproductiva deficiente: Baja eficiencia reproductiva en las fincas lecheras
- Calidad inconsistente: Problemas en la calidad de leche y manejo sanitario
Adaptaciones necesarias: un programa de transformación sectorial
Modernización tecnológica integral
Para recuperar competitividad, el sector lechero panameño requiere una transformación tecnológica profunda:
Mejoramiento genético y reproducción: Implementación de programas de inseminación artificial y selección genética que permitan aumentar la productividad por animal, siguiendo modelos exitosos de países como Costa Rica, que produce 10% más que Panamá con menos recursos.
Sistemas de alimentación optimizados: Desarrollo de programas de conservación de forrajes y pasturas mejoradas que reduzcan la vulnerabilidad ante variaciones climáticas. La implementación de sistemas silvopastoriles puede aumentar la productividad mientras se mejora la sostenibilidad ambiental.
Digitalización de fincas: Incorporación de tecnologías de monitoreo del ganado, sistemas de información para control de calidad y plataformas digitales para optimización de recursos.
Fortalecimiento de la cadena de valor
Procesamiento agregado: Desarrollo de capacidades para productos lácteos de mayor valor agregado que compitan efectivamente con importaciones. La diversificación hacia quesos especializados, yogures probióticos y productos funcionales puede capturar segmentos de mercado menos vulnerables a la competencia externa.
Mejoramiento de la calidad: Implementación de sistemas de pago por calidad que incentiven a los productores a mejorar sus estándares. El modelo de COOLECHE en Chiriquí, que paga por calidad midiendo grasa, proteína y cuenta bacteriana, debe replicarse nacionalmente.
Logística y distribución: Fortalecimiento de las cadenas de frío y sistemas de distribución para reducir pérdidas y mejorar la competitividad en precios finales.
Políticas públicas de protección y fomento
Marco regulatorio para sucedáneos: Implementación urgente de normativas que exijan etiquetado claro y transparente de productos sucedáneos, diferenciándolos claramente de los productos lácteos genuinos.
Incentivos fiscales sectorizados: Desarrollo de programas de incentivos fiscales específicos para la modernización de fincas lecheras, incluyendo deducciones por inversiones en tecnología y mejoramiento genético.
Programas de capacitación técnica: Expansión significativa de los servicios de extensión rural especializada en lechería, aumentando la proporción técnico-productor más allá del actual ratio de 1:200.
El mercado diversificado: riesgos y estrategias de defensa
Segmentación estratégica del mercado
La diversificación del mercado lácteo representa tanto una amenaza como una oportunidad estratégica. Mientras los productos básicos (leche fluida, quesos industriales) enfrentan competencia directa de importaciones subsidiadas, existen nichos de mercado menos vulnerables:
Productos artesanales y orgánicos: Desarrollo de marcas premium que capitalicen la preferencia del consumidor por productos locales y artesanales. El mercado de productos orgánicos certificados puede comandar precios superiores y generar lealtad del consumidor.
Productos funcionales: Desarrollo de lácteos con propiedades funcionales (probióticos, fortificados, reducidos en grasa) que compitan en segmentos de mayor valor agregado donde la diferenciación por precio es menos crítica.
Mercado institucional: Fortalecimiento de la participación en programas de alimentación escolar y institucional, donde las políticas de compras públicas pueden privilegiar la producción nacional.
Estrategias de marketing y consumo nacional
Campañas de concientización: Implementación de programas educativos masivos que destaquen los beneficios nutricionales de los lácteos nacionales y los riesgos asociados con productos sucedáneos.
Certificación «Hecho en Panamá»: Fortalecimiento del sello gubernamental que identifique y promueva productos lácteos nacionales genuinos, similar a programas exitosos en otros países de la región.
Alianzas estratégicas: Desarrollo de convenios con cadenas de supermercados, restaurantes y pizzerías para privilegiar el uso de productos lácteos nacionales, siguiendo la iniciativa presidencial con el sector pizzero.
Impactos socioeconómicos: más allá de los números
El costo social de la crisis
La crisis del sector lechero trasciende las cifras económicas para convertirse en un problema de desarrollo rural integral. En regiones como Los Santos, Herrera, Veraguas y Chiriquí, la producción lechera constituye la única fuente significativa de empleo rural.
La suspensión de compras afecta desproporcionadamente a pequeños productores vulnerables: familias que dependen de la venta de «uno o dos garrafones al día» para su sustento. Estos productores, que representan la mayoría de los 2,743 ganaderos lecheros del país, carecen de alternativas económicas viables en sus comunidades rurales.
Riesgo de migración rural-urbana
El colapso del sector lechero puede acelerar procesos de migración rural-urbana que aumenten la presión sobre centros urbanos ya sobrecargados. La pérdida de 15,000 empleos directos y más de 30,000 indirectos en el sector representaría un shock económico significativo para las comunidades rurales.
Seguridad alimentaria nacional
La dependencia creciente de importaciones lácteas compromete la seguridad alimentaria nacional. Con apenas 37% de autosuficiencia en lácteos, Panamá se vuelve vulnerable a disrupciones en cadenas de suministro globales, fluctuaciones de precios internacionales y decisiones de política comercial de países exportadores.
Conclusiones y recomendaciones estratégicas
La encrucijada actual
El sector lechero panameño se encuentra en una encrucijada histórica que definirá su viabilidad a largo plazo. Las declaraciones contundentes del presidente Mulino representan un cambio de paradigma hacia la protección del sector primario nacional, pero requerirán implementación efectiva y sostenida para generar resultados tangibles.
La crisis de Nestlé ha funcionado como un catalizador que evidencia vulnerabilidades estructurales acumuladas durante años de políticas comerciales que privilegiaron la apertura sobre la protección sectorial. Sin embargo, también ha generado una oportunidad única para reformular la estrategia de desarrollo del sector.
Imperativos para la supervivencia sectorial
Acción gubernamental inmediata: La implementación efectiva de las medidas anunciadas por el presidente Mulino es crucial para evitar el colapso inmediato del sector. La política de «si no compran, no importan» debe traducirse en mecanismos regulatorios específicos y verificables.
Inversión en competitividad: El sector requiere inversiones masivas en tecnificación, mejoramiento genético y sistemas de gestión que permitan competir efectivamente con importaciones subsidiadas.
Protección regulatoria: La implementación de normativas estrictas para productos sucedáneos y el fortalecimiento de políticas de compras públicas que privilegien la producción nacional son esenciales para recuperar espacio de mercado.
Diversificación estratégica: El desarrollo de productos de alto valor agregado y la captura de nichos de mercado menos vulnerables a competencia externa pueden generar márgenes superiores que compensen desventajas de costos.
La supervivencia del sector lechero panameño dependerá de la capacidad del país para balancear las realidades de un mercado globalizado con la necesidad imperativa de proteger la seguridad alimentaria nacional y el desarrollo rural. El desafío es complejo, pero la respuesta decidida del gobierno actual sugiere que existe la voluntad política necesaria para enfrentarlo. El tiempo dirá si esta voluntad se traduce en acciones efectivas que permitan la recuperación de un sector estratégico para la economía y la sociedad panameña.