Infraestructura como motor de legitimidad, desarrollo y cohesión territorial
Cuando la política se pavimenta
El Ministerio de Obras Públicas (MOP) ha cerrado su primer año de gestión con un mensaje claro: las obras hablan. Bajo la administración del ministro José Luis Andrade Alegre y alineado con las prioridades del presidente José Raúl Mulino, el MOP presenta su balance como una muestra de ejecución eficiente, visión territorial y estímulo económico. La narrativa se articula bajo el lema “Conectividad que mueve a Panamá”, una frase que busca sintetizar progreso, movilidad y equidad territorial en un país históricamente marcado por desequilibrios entre la capital y el resto del territorio.
Pero más allá del cemento y el asfalto, el mensaje político y comunicacional del MOP revela intenciones estratégicas que merecen ser analizadas. ¿Qué revela el lenguaje del informe sobre las prioridades del gobierno? ¿Cómo se posiciona el MOP frente a la opinión pública? ¿Cuáles son los riesgos narrativos y las oportunidades comunicacionales de esta estrategia?
Aciertos visibles: inversión ejecutada, empleo y planificación territorial
1. Alta ejecución presupuestaria y obras emblemáticas
- Se informa una ejecución y gestión de más de B/. 400 millones en proyectos viales en el primer año, lo cual —para estándares regionales— es una cifra ambiciosa y políticamente poderosa.
- Las obras de mayor impacto incluyen:
- Rehabilitación de la Panamericana y vía Centenario, con más de B/. 100 millones invertidos.
- Reactivación del Intercambiador de Chitré, con 72% de avance.
- Corredor de Playas, ya en fase de culminación.
- Proyecto de 8 carriles Puente de las Américas–Arraiján.
- El Cuarto Puente sobre el Canal, con 20% de avance, posiblemente la obra más simbólica en términos de integración de Panamá Oeste.
Estas obras no solo responden a necesidades técnicas, sino que también cumplen una función simbólica: proyectar al gobierno como promotor de desarrollo visible, tangible y descentralizado.
2. Capacidad de respuesta ante emergencias
- El MOP ha ejecutado más de B/. 110 millones en acciones de emergencia: dragados, horas máquina, atención de deslaves y habilitación de vías. Esta respuesta rápida fortalece la percepción de eficiencia y presencia estatal ante el cambio climático y la fragilidad de ciertas regiones.
En un país tropical donde las lluvias son recurrentes y la topografía genera riesgos constantes, esta línea de acción tiene una carga política considerable: construir seguridad física y psicológica.
3. Planificación a mediano y largo plazo
- Se destacan proyectos en licitación y planificación por más de B/. 900 millones:
- Variante de Campana (B/. 250 millones)
- Embalse de Tonosí (B/. 230 millones)
- 32 proyectos adicionales por B/. 523 millones para 2026.
Este componente envía una señal política clave: hay continuidad prevista, una visión de infraestructura pensada no solo como reacción, sino como estrategia nacional de crecimiento.
4. Reactivación productiva interna
- Se reactivaron 4 plantas de asfalto, 4 canteras, y se produjeron más de 42 mil toneladas de material.
- Se culminaron 11 puentes y hay 8 en ejecución, con 29 adicionales proyectados.
Este énfasis en la cadena productiva pública permite comunicar que el Estado no solo contrata, sino que produce, activa empleo local y dinamiza economías regionales.
Motivaciones e implicaciones políticas del discurso
A partir del lenguaje y la estructura del informe, pueden identificarse al menos tres motivaciones político-estratégicas:
- Legitimación del gobierno a través de la obra visible: Las obras viales, a diferencia de otras políticas públicas, son tangibles, duraderas y generan impactos inmediatos. Esta es una estrategia clásica pero eficaz para consolidar gobernabilidad, especialmente en el primer año de un mandato.
- Reducción del centralismo y cohesión territorial: El énfasis en proyectos fuera del área metropolitana —Chitré, Tonosí, Campana— parece buscar una redistribución del poder simbólico y económico del Estado, apostando por una narrativa de “gobierno presente en las regiones”.
- Control del relato económico post-crisis: En un contexto de crecimiento moderado y presiones fiscales, el MOP se posiciona como el vehículo para la reactivación del empleo, uno de los temas más sensibles para la ciudadanía.
Oportunidades de mejora y críticas constructivas
Pese al impacto visual del informe, desde un punto de vista comunicacional y político aún hay áreas que requieren atención:
1. Ausencia de indicadores sociales o ambientales
El informe no detalla cómo estas obras han mejorado la vida de los ciudadanos ni menciona medidas de mitigación ambiental. En el contexto actual, donde la sostenibilidad y el desarrollo humano son centrales en la política pública, esta omisión es estratégica y discursivamente débil.
2. Falta de testimonios y conexión emocional
El discurso técnico y enfocado en cifras carece de rostro humano. No hay testimonios de trabajadores beneficiados, productores que mejoran su conectividad, ni comunidades transformadas. Esto limita la empatía y el sentido de pertenencia ciudadana con las obras.
3. Silencio sobre fiscalización, transparencia o sobrecostos
No se menciona ningún mecanismo de control ciudadano, auditoría pública o mecanismos de rendición de cuentas en los procesos de licitación. Dada la sensibilidad que genera la corrupción en la obra pública, esta omisión puede debilitar la credibilidad del mensaje.
4. Comunicación vertical y unidireccional
Todo el informe tiene un enfoque de logro institucional desde arriba hacia abajo. No hay espacio para la participación ciudadana en los proyectos, ni se promueve el diálogo sobre prioridades territoriales.
Recomendaciones comunicacionales
- Incluir historias de vida y videos de impacto regional, donde ciudadanos expliquen cómo una vía, un puente o una planta cambió su realidad cotidiana.
- Desarrollar una campaña educativa sobre los beneficios de las grandes obras en términos de tiempo, costos logísticos y competitividad.
- Incorporar mapas interactivos y datos abiertos sobre proyectos en ejecución, presupuesto y cronograma en una plataforma pública accesible.
- Impulsar vocerías técnicas y comunitarias, no solo institucionales, para descentralizar la narrativa de éxito.
Pavimentar gobernabilidad con legitimidad
El balance del primer año del Ministerio de Obras Públicas refleja una gestión que combina ejecución acelerada, ambición presupuestaria y una narrativa de desarrollo inclusivo. Es evidente que el gobierno ha entendido que construir infraestructura es también construir narrativa política.
Sin embargo, para que estas obras generen un impacto sostenido en la legitimidad del Estado, no basta con inaugurar vías o presentar cifras. Es necesario humanizar el relato, ampliar la transparencia y vincular la infraestructura con derechos, bienestar y comunidad.
En un país donde la desigualdad también se mide en kilómetros de acceso, el MOP tiene en sus manos no solo el cemento del progreso, sino también la arquitectura simbólica de la equidad territorial. El verdadero desafío es lograr que cada kilómetro construido también acerque al Estado con su gente.