La desinformación política no es algo que sucede por casualidad. Es una táctica meticulosamente diseñada, utilizada para lograr objetivos específicos: poder, control, influencia y dinero.
Para comprenderla a fondo, es importante verla como una herramienta dentro de una estrategia de comunicación malintencionada, empleada por gobiernos, partidos políticos, grupos de presión, corporaciones e incluso actores externos que buscan desestabilizar países o manipular a la población. Se crea, se difunde y se mantiene con un propósito claro: manipular nuestras creencias para influir en cómo votamos, cómo protestamos y cómo evaluamos a nuestros líderes.
En Panamá y en Estados Unidos, las campañas de desinformación han logrado cambiar percepciones, dañar reputaciones e incluso justificar acciones antidemocráticas. Este artículo te ayudará a entender cómo funciona esta manipulación, cómo identificarla y qué pasos puedes tomar para detenerla.
¿Para qué se usa la desinformación en la política?
Esta táctica se usa para ganar elecciones y hacer quedar mal a los rivales. También sirve para dividir a la gente y distraerlos de los problemas importantes. Cuando la gente está confundida o con miedo, es más fácil controlarla. Se vuelven menos críticos y buscan a alguien que los «salve». En lo económico, puede dañar o mejorar la imagen de empresas. Esto afecta inversiones y mercados.
Algunos países usan estas tácticas contra otros para crear problemas, debilitar su democracia o ganar poder.
¿Quién crea y comparte la desinformación?
Se emplea para ganar elecciones y desacreditar a los rivales. También se usa para dividir a la gente y desviar su atención de problemas importantes.
Cuando las personas están confundidas o asustadas, es más fácil controlarlas. Se vuelven menos críticas y buscan a alguien que las «salve».
En el ámbito económico, puede afectar la imagen de las empresas, lo que a su vez impacta en inversiones y mercados.
Algunos países utilizan estas tácticas contra otros para crear conflictos, debilitar su democracia o aumentar su poder.
¿Qué quieren lograr?
Su meta es cambiar nuestras creencias y alterar en quién ponemos nuestra confianza. Tratan de influir en nuestro voto o desanimarnos de participar en las elecciones. Buscan romper nuestra fe en los jueces, los noticieros y el sistema electoral. Además, intentan arruinar la reputación de las personas que se les oponen. En situaciones donde reina el desorden y el temor, los que mandan con mano dura suelen obtener más poder.
¿Cómo encontrar el origen de la desinformación?
No siempre es fácil, pero hay pistas:
Revisa el dominio del sitio web. Si termina en .blogspot o .xyz, o imita a medios conocidos, puede ser falso.
- Busca quién paga la página. Aunque muchos sitios lo esconden, otros dejan pistas.
- Si varios perfiles publican lo mismo al mismo tiempo, probablemente sea una operación coordinada.
- Fíjate si siempre aparecen las mismas «fuentes». Algunos usan varios sitios para publicar los mismos artículos falsos.
- Pregúntate: ¿quién gana si creo esto? ¿A quién perjudica? ¿Qué está pasando en la política ahora?
¿Qué es la desinformación política y por qué funciona?
La desinformación política es el uso intencional de información falsa, manipulada o fuera de contexto para provocar una reacción emocional y dirigir la opinión pública hacia un objetivo específico. Esta práctica no busca informar, sino influir. Funciona porque apela a nuestros miedos, prejuicios y deseos, y porque se difunde fácilmente en redes sociales, grupos de WhatsApp o medios sin filtros editoriales.
Tácticas comunes en la desinformación política
Fabricación total de hechos
¿Qué es?
Se inventa completamente una información que nunca ocurrió: un escándalo, una frase, una decisión. No hay base real. Todo es falso, pero se presenta como si fuera verídico.
Ejemplo en Panamá:
En las elecciones de 2024, se difundió por cadenas de WhatsApp un audio con la voz manipulada de un candidato presidencial insultando a los votantes de Colón. El audio era falso, pero logró alterar la conversación durante varios días.
Ejemplo en EE.UU.:
En 2016, un sitio inventó la noticia de que el Papa Francisco había apoyado a Donald Trump. La noticia era falsa, pero fue compartida millones de veces en redes sociales antes de ser desmentida.
Sacar contenido de contexto
¿Qué es?
Se toma algo real (una frase, un video, una foto), pero se presenta fuera de su contexto original. El objetivo es cambiar el significado o exagerarlo para que parezca escandaloso.
Ejemplo en Panamá:
Durante los debates sobre el contrato minero, circularon clips editados de diputados hablando a favor de «la inversión extranjera». En realidad, el video pertenecía a otro proyecto de ley, sin relación con la minería.
Ejemplo en EE.UU.:
A Joe Biden se le extrajo de contexto una frase sobre votantes afroamericanos. La frase fue publicada sin el resto de la conversación, generando indignación entre comunidades que, al ver el clip completo, entendieron su verdadero tono.
Imposición de cuentas falsas o imitaciones
¿Qué es?
Se crean perfiles en redes sociales que se hacen pasar por medios, periodistas o instituciones oficiales para difundir mensajes falsos o confundir a la audiencia.
Ejemplo en Panamá:
En protestas recientes, aparecieron cuentas en X que imitaban el logo y nombre del Ministerio de Seguridad. Publicaban supuestos comunicados sobre cierres de calles o amenazas de detención. Muchos usuarios los creyeron auténticos.
Ejemplo en EE.UU.:
Durante la pandemia, se crearon perfiles falsos del Centro de Control de Enfermedades (CDC) en Twitter. Estos perfiles compartían instrucciones erradas sobre mascarillas o vacunas, generando confusión a nivel nacional.
Manipulación emocional
¿Qué es?
Los mensajes no buscan informar, sino provocar. Se diseñan para generar miedo, rabia, indignación o euforia. Cuando sentimos, dejamos de pensar con claridad.
Ejemplo en Panamá:
Tras la firma del Memorando de Entendimiento con Estados Unidos, se viralizaron videos asegurando que “los gringos regresan al Canal”. No había pruebas de esto, pero el contenido fue compartido miles de veces, generando temor.
Ejemplo en EE.UU.:
El 6 de enero de 2021, antes del asalto al Capitolio, circularon publicaciones que afirmaban sin evidencia que las elecciones habían sido robadas. Los mensajes apelaban al patriotismo y la traición, movilizando a miles.
Uso selectivo de datos (cherry-picking)
¿Qué es?
Se muestran solo los datos que favorecen una narrativa, ocultando el resto de la información. Se construye así una verdad a medias que engaña por omisión.
Ejemplo en Panamá:
Se difundió que Panamá tiene “una deuda pública histórica”, sin explicar que también ha aumentado el PIB, que gran parte se destina a inversión en infraestructura y que hay capacidad de pago.
Ejemplo en EE.UU.:
Algunos grupos antiinmigrantes muestran estadísticas de delitos cometidos por migrantes, sin indicar que, proporcionalmente, cometen menos crímenes que los ciudadanos nacidos en EE.UU.
Cómo identificar la desinformación política
Detectar la desinformación requiere atención y pensamiento crítico. Estas son señales comunes de alerta:
- El titular es alarmista o emocional: Si dice “¡Urgente!”, “¡Última hora!”, o “¡Te están engañando!”, sospecha.
- La fuente es desconocida: Si no sabes quién lo publica o no hay medios confiables que lo respalden, desconfía.
- No hay enlaces o datos verificables: Si no se cita ningún documento oficial, estudio o testimonio real, probablemente no es fiable.
- Solo circula en WhatsApp o cadenas cerradas: La información importante también llega a medios establecidos.
- Te hace reaccionar con rabia o miedo inmediato: La desinformación busca activarte emocionalmente antes de que puedas pensar.
Ejemplo panameño:
Durante la discusión del contrato minero, circularon imágenes de supuestas masacres en comunidades afectadas por minería… pero eran fotos tomadas en otros países o de otros años.
Cómo contrarrestar la desinformación desde tu rol como ciudadano
No basta con no compartir noticias falsas. También podemos actuar de forma responsable:
- Verifica antes de compartir: Espera, busca en Google, consulta medios confiables.
- Corrige con respeto: Si alguien cercano comparte algo falso, muéstrale la información correcta sin humillarlo. Las personas cambian de opinión cuando se sienten escuchadas, no atacadas.
- Apoya el periodismo serio: Comparte reportajes verificados, apoya medios con suscripciones o interacciones.
- Diversifica tus fuentes: No te quedes solo con los canales que piensan como tú.
- Denuncia contenido falso: Todas las redes sociales tienen herramientas para reportar desinformación.
Ejemplo panameño:
Cuando se viralizó el rumor de que “el Canal sería vendido a China”, muchos usuarios comenzaron a compartir artículos oficiales de la ACP, entrevistas con expertos y estudios jurídicos para desmentir la falsedad.
La verdad necesita defensores
La desinformación política no necesita ser verdadera para causar estragos. Lo único que requiere es ser creíble, repetida y cargada de emoción. En Panamá y en Estados Unidos, hemos sido testigos de cómo puede alterar elecciones, socavar instituciones y dividir a la sociedad.
Todos podemos ser portadores de información, también tenemos la responsabilidad de proteger la verdad. Cada mensaje que compartimos debe ser un acto consciente. Porque defender la democracia no comienza en las urnas: empieza con lo que decides creer y difundir.