Panamá es un país que no soporta más cárceles, como gobernantes tenemos que ser creativos, “una prisión no es la mejor alternativa para nuestra juventud”, afirmó la precandidata presidencial por le Partido Revolucionario Democrático (PRD), Balbina Herrera Araúz.
Hay que arrancar a cada uno de estos jóvenes de las “garras” el mundo de las pandillas y las drogas, eso no se logra con más años de prisión o una cadena perpetua, pues lo único que aprenden en las cárceles es más violencia.
El país necesita más centros de orientación infantil, más canchas de fútbol, más gimnasios, más parques, más centros recreativos, más educación, más cultura y muchas otras alternativas que contribuyan a que los niños y los jóvenes estén ocupados, indicó la precandidata durante un recorrido por Veracruz en el distrito de Arraiján..
La precandidata expresó que en los Estados Unidos y otros países del mundo en los que hay cadena perpetua, incluso pena de muerte, no se ha podido acabar con la delincuencia, entonces por qué aplicar estos métodos que se ha demostrado que no han dado resultado.
Insistió en la necesidad de hacer cambios profundos en el sistema educativo y el diseño de políticas de Estado que permitan que la niñez y la juventud se preparen para enfrentar la vida, sobre la base de la educación que es la única manera de lograr que la población salga de la pobreza.
Herrera Araúz se pregunta, cómo es posible que se piense en enviar a un joven por el resto de sus días a una prisión, cuando la sociedad no ha sido capaz de mantenerlo en el sistema educativo por doce años, “entonces de qué estamos hablando”.
Reiteró que gracias a la oportunidad de estudiar que en su momento le brindó Omar Torrijos, pudo convertirse en una profesional que hoy a pesar de su procedencia humilde está en capacidad de ser una aspirante a la Presidencia de la República.
Hay que brindarles la oportunidad de estudiar y en el caso que se le brinden todas las oportunidades y ellos en el camino “cometan una pifia” y fracasen, entonces hay que castigarlos y sancionarlos, pero no empezar a reprimirlos, sin antes haberles brindado las oportunidades.
Añadió que incluso en el caso que los niños y los jóvenes incurran en algún error, hay que brindarles la oportunidad de rehabilitarlos para que retomen el camino adecuado.