Por: Alberto E. Fadul N.
Leyendo excelentes escritos sobre actitudes, conversando sobre éstas con amistades y, en general con personas de diversa condición (la que sea no interesa), la temática sobre la “cultura” de los juega vivo siempre sale a relucir. Su connotación, por supuesto, negativa. Por tal motivo, me agrada expresar algunas ideas en materia de sus ejecuciones promedio, fuera y dentro de la política criolla y, en ésta, las consecuencias que sufrimos todos.
Las personas promedio como que tienen muy arraigado lo de la oportunidad valedera, en actos que muchos consideramos propios del juega vivo, aquí unos cuantos ejemplos: Oye “fren”, cuídame el puesto en la fila; mira, estoy apurado y no hay espacio para estacionarme; me estaciono frente al hidrante o en los espacios designados para discapacitados, que se jo….. otro. Me como la luz roja del semáforo sin importar el tranque que causo en la intersección. La luz esta muy cara, me “pego” a una conexión directa; o tal vez, si me van a cortar la luz por falta de pago, le doy un salve al “man” y éste me resuelve.
La tesis de graduación, “copy / paste” de la Internet. Sé que la maestra está apretada, le doy “algo” y la niña no tendrá problemas con las notas. Hey!, me encontré una cartera con plata, me cayó del cielo, no tengo que devolverla. Vengo cansado y engomado del interior y como la fila de carros es larga en la carretera, me voy por el hombro y me paso al menos unos 5 carros.
Tengo que buscar medicinas en el Seguro. Oiga doctor, déme unas cuantas recetas post fechadas, aunque después no las tome y las tire a la basura (pero me quejo y grito si hay desabastecimiento).
Me dicen que la fiesta de fulanita estará buenísima. Llega no más que yo te cuelo. ¿Adivina cuanto me costo el Rolex? No viejo, 500 “palos” no más. ¿Será robado? Qué importa. Me encontré una chequera en blanco: la vendí. Me imagino que habrá muchos más otros ejemplos que todos conocemos y vivimos a diario.
El asunto es largo y muy serio, muestra una serie de valores disminuidos o peor, una ausencia total de ellos y así nos DICE UN POEMA: “Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza…”. Las repercusiones de este mal actuar, tienen trascendencia en toda la sociedad aunque los veamos como hechos aislados. En la familia, en las escuelas y colegios, en las iglesias, las organizaciones civiles y gremiales y en los propios partidos políticos, debemos combatirlo. Siempre se puede hacer algo, pues cuando esta forma de actuar se institucionaliza, la cosa se agrava considerablemente y afecta al país como un todo.
En el presente, algunos políticos forman o ingresan a partidos políticos, con esta deformación cuasi cultural. Con sólo ser uno más dentro del mismo, algunos piensan que ya tienen algo de valor: supuestos contactos importantes. De ése modo se inicia la versión más somera del clientelismo: el “juega vivo” elevado a la enésima potencia. Desde sus mismas bases, pueden conseguirse algunos tontos útiles para su debida y lógica explotación. A medida que los cargos partidistas son más altos, el clientelismo se va súper dimensionando. Al llegar el partido al poder, la marejada clientelista va creciendo y sofisticándose. La influencia se torna más directa sobre agrupaciones de diferente naturaleza.
Los potenciales inversionistas, locales o extranjeros, se van afilando las garras. Llueven proyectos importantes. Cambia el partido en el poder. ¿Cambia la cosa? Filosóficamente, no. Las consecuencias para el país son graves: rampante corrupción, ausencia de transparencia, incremento de la burocracia estatal, en fin, graves insuficiencias ciudadanas. El partido ya no representa al pueblo que lo eligió; tampoco es que lo hiciera antes. Estos representan, con absurda claridad, sus propios intereses. Resultados: Lucha en las calles, huelgas a tutiplén, etc., ya conocemos la historia…SIGUE EL POEMA: “Con este ejemplo advertido, malas costumbres no adquieras…”
Otro vivo ejemplo me viene a la mente: ¿Qué hemos hecho y cuánto hemos avanzado en establecer los debidos controles en los medicamentos importados? ¿Necesitamos otro aberrante caso como el del dietilenglycol? ¿En verdad nos importa? ¿Cuánto dinero, por debajo de la mesa, hay involucrado en esto? Lógica respuesta: mucho… ¿Quién o quiénes se benefician? No se sabe pues parece que no se desea investigar. ¿Persistirá el problema? ¿Persistirá el juega vivo? ¿Persistirá el clientelismo? ¿Persistirá la corrupción? ¿Cambiara el panameño (a)? ¿Cambiarán los partidos políticos? FINALIZA EL POEMA: “pues a fuerza de repetirlas, ya no podrás corregirlas, cuando corregirlas quieras…”