POR FRANK DE LIMA
EXMINISTRO DE ECONOMÍA Y FINANZAS
El diario La Prensa publicó noticias durante dos días (18 y 19 de agosto) sobre el canje de un terreno estatal por una propiedad de un particular, que se realizó durante mi gestión como ministro de Economía y Finanzas, en las que pretendieron vender la idea de que la transacción fue irregular.
La permuta de los bienes inmuebles se realizó porque la finca del particular está ubicada al lado del Tribunal Electoral, justo en medio de donde se construirá la Ciudad Gubernamental, y su adquisición era necesaria para el desarrollo del proyecto que busca centralizar en un área a las principales instituciones públicas que se encuentran albergadas en propiedades arrendadas por el sector privado.
Decidí no dar mi versión a La Prensa para la elaboración de esas noticias porque este diario no está haciendo periodismo ético ni objetivo, sino que primero plantea su punto de vista para luego incorporar la información que ?según el diario? valida su posición y desecha, tergiversa y omite todo lo que puede desmentir su hipótesis. Dicho de otra forma, La Prensa primero dispara y luego investiga.
Al leer las dos publicaciones, confirmé su parcialidad y subjetividad en mi contra porque sostienen que la permuta fue perjudicial para el Estado y exageradamente beneficiosa para el dueño de la propiedad privada, aún cuando ambos bienes tienen precios similares: 1.7 millones de dólares, según el promedio de los avalúos realizados por el MEF y la Contraloría.
Para causar la impresión en la opinión pública de que hay una irregularidad, La Prensa introduce opiniones, frases y conjeturas que añaden atributos a la finca del Estado que es parte del canje y también utiliza términos demeritorios y hace omisiones para restar las virtudes y utilidades a la propiedad que el particular cede. Las noticias también sugieren una conexión (que no existe) entre mi persona y el representante legal de la sociedad propietaria del bien privado y su familia.
Con evidente alevosía, La Prensa no explica que el proyecto de Ciudad Gubernamental está a cargo de la Dirección de Proyectos Especiales del MEF, por lo cual era nuestra obligación hacer las gestiones para su avance. Ni tampoco que, con esta transacción, el Estado adquiere un bien necesario para un importante proyecto sin desembolsar un centavo. Finalmente todo esto desfigura la verdad de los hechos.
Resumen del caso
El Gobierno Nacional tiene planes de construir la Ciudad Gubernamental y hay una finca con mejoras de 5,551 m2, propiedad de la sociedad Inversiones Grupo Ching, S. A., que está en medio del lugar donde se desarrollará el proyecto. El MEF le propone al dueño de esta propiedad (quien ya tiene negocios establecidos en la misma) que ceda su bien inmueble a cambio de una finca estatal, que finalmente fue un terreno de 18,000 m2 en el antiguo Campo de Antenas, ubicado en la vía Centenario. El 16 de agosto de 2013 ambas partes suscriben un Acuerdo de Entendimiento destinado a facilitar la permuta.
Sobre la finca del Estado
En el primer párrafo de la noticia publicada el 18 de agosto en portada, La Prensa califica a la finca del Estado como de “enorme potencial”. La definición que la Real Academia Española hace sobre la palabra “potencial” es: “Que puede suceder o existir, en contra posición de lo que ya existe”. Está claro que la palabra “potencial”, según la RAE, es una cualidad de una persona o cosa que puede darse a futuro.
La Prensa utiliza este término porque la finca cedida por el Estado actualmente no tiene mejoras (ni siquiera una capa de pavimento) y en sus alrededores no hay aún actividad económica, ni están terminadas las infraestructuras para servicios públicos (agua potable, alcantarillados, energía eléctrica, luminarias públicas, etc.) sino que se proyecta que estén cuando terminen los proyectos aledaños como la Ciudad Hospitalaria y la Cadena de Frío.
Cualquier persona que tenga conocimiento básico de avalúos de bienes inmuebles sabe que los factores que inciden en el valor actual de estas propiedades son las mejoras, infraestructuras privadas y públicas cercanas, accesos vehiculares, actividades comerciales cercanas, etc., que existen en el momento del avalúo. Ninguna compañía privada de avalúos ni quienes hacen avalúos para el Estado (MEF y Contraloría) pueden incrementar el valor que un bien inmueble puede tener hoy argumentando que en el futuro van a terminarse uno u otro proyecto vecino.
Sobre la propiedad privada
En el tercer párrafo de la noticia publicada el 18 de agosto en portada, La Prensa se sostiene que en la permuta el Estado recibirá una propiedad en “Curundú, a un costado del Tribunal Electoral”. La primera referencia de ubicación que le ofrecen al lector es “Curundú” para sugerir un lugar pobre, vecino de un barrio históricamente marginado.
Nótese que, por un lado, mencionaron que la finca del Estado era de “gran potencial”, es decir que en el futuro habría desarrollo en este lugar (además de hacer una infografía del área) y por otro omiten todo el desarrollo actual en torno a la propiedad privada objeto del canje: a pocos metros de Albrook Mall, de la Gran Terminal de Albrook, de la estación del Metro de Panamá de Albrook, del aeropuerto Marcos A. Gelabert, del centro mismo de la ciudad capital (Ave. Balboa, Cinta Costera, Casco Antiguo, etc.) con acceso directo a la avenida Omar Torrijos y que tiene infraestructuras de servicios públicos y mejoras. Todo lo cual ya existe (no es “potencial”) y sí influye en el avalúo. Como La Prensa no hizo infografía de la ubicación de esta finca para no dar información sobre las virtudes de su ubicación, nosotros sí lo hacemos. Adjuntamos en esta página la infografía publicada por La Prensa y la nuestra para que los lectores comparen la ubicación de uno y otro bien.
En el párrafo 19 de la noticia publicada el 19 de agosto en la página 4, La Prensa cita a una fuente anónima del MEF, la cual reconoce que ante una eventual compra de la propiedad privada, esta “podría aumentar de precio por la inauguración del Metro, que tiene una parada cercana”. Esta declaración es acertada y evidencia las contradicciones que La Prensa ha tenido en el tratamiento de este caso. Primero, implica que el avalúo del bien privado no consideró la estación del Metro justo al lado de la propiedad privada debido a que la misma aún no se ha abierto y porque, como expliqué antes, los avalúos solo toman en consideración lo existente. Así se hizo para estimar el precio de ambos bienes objetos de la permuta. Y, segundo, reconoce que la propiedad privada “podría aumentar”, es decir que ante una eventual anulación de la permuta le saldría más cara al Estado la adquisición del bien inmueble en referencia.
Comparación de la extensión
La Prensa insiste en comparar la extensión territorial de los dos bienes inmuebles como una prueba de la disparidad entre ambos, por lo tanto también de la irregularidad que han querido venderle a la opinión pública.
Su falso argumento es que no pueden dos bienes inmuebles de diferente extensión territorial tener el mismo precio. Es difícil creer que en La Prensa no sepan que la sola extensión de un bien inmueble es una variable absolutamente insuficiente para asignarle un valor. Le pregunto a La Prensa: ¿por qué no consultaron a un experto en avalúos? Me permito responder que La Prensa tiene antecedentes de torcer la verdad en temas de avalúos, para lo que pedimos se lea la noticia “Valor de finca se ajusta al mercado” publicada en este diario el 16 de septiembre de 2011, en la que en su titular hacen una afirmación contraria a lo que declararon expertos en bienes raíces en el cuerpo de la noticia.
Regresando al caso de la permuta, cuando se lee el primer párrafo de la noticia de portada del 18 de agosto se hace notorio el afán de La Prensa por aumentar la categoría del bien del Estado y quitarle valor a la propiedad privada. Este párrafo dice: “La Contraloría General está a punto de refrendar un contrato de permuta de tierras, en el que el Estado cedería casi dos hectáreas por solo media hectárea, en un área de enorme potencial: la ciudad hospitalaria y la Cadena de Frío”. Al referirse a la finca del Estado indican que es de “casi 2 hectáreas” (18,000 m2). Sin embargo, cuando se refieren a la propiedad privada indica que es “solo media hectárea” (5551 m2). Esta falta de precisión periodística no es casual: a una le tratan de aumentar 2,000 m2 para que se vea que son “casi dos hectáreas” y a la otra le quitan 551 metros cuadrados al decir “solo media hectárea” para que parezca menos y así restarle valor ante la opinión pública.
Insinuación de conexión
Como el objetivo de la noticia es sugerir alguna conexión entre el dueño de la finca privada y mi persona, entrevistaron a la hija de este (párrafo 31 de página 4 de La Prensa del 18 de agosto), “Yinel Chong”, quien indica que jamás me ha visto, lo cual es cierto. Sin embargo, inmediatamente después La Prensa pone en duda esta afirmación, al contrastarla con el hecho de que “firmaron varios acuerdos”.
La Prensa sugiere que todos los acuerdos que llevan la firma de un ministro de Estado se suscriben presencialmente entre el ministro y la contraparte. El que conoce la dinámica de cualquier entidad pública sabe que esto es un absurdo, pues generalmente la contraparte firma primero y luego se lleva el acuerdo al despacho del ministro para que este lo suscriba. No obstante, aquello le parece a La Prensa sospechoso e indicio de irregularidad.
Conclusión
Con la publicación de mi versión no pretendo ponerme de parte del dueño de la propiedad privada, sino que la opinión pública sepa que el Estado se beneficiará en esa transacción y que La Prensa ofrezca la información completa y no solo una parte sesgada con ánimo de hacer daño.
Tenemos la esperanza que en próximas publicaciones La Prensa haga un periodismo más ético que no sea parcial, ni subjetivo ni injusto, como el que hicieron en estas noticias. No por nuestros intereses, sino por el bien de sus lectores y clientes, los cuales aspiran a leer y pautar en un diario honesto y con credibilidad. Ojalá que estos argumentos, los cuales expongo haciendo valer mi libertad de expresión, no provoquen represalias en mi contra por parte de La Prensa.