Por: Prof. Alonso Londoño
Según el Diccionario de la Academia de la Lengua Española, el término generosidad es “Inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés.” Cuando revisamos este significado quedamos confundido en el sentido de que no se sabe cómo llamar a los políticos que en sus cuñas publicitarias, hacen alarde de que ellos son los que merecen la elección para presidentes, diputados, alcaldes, y otras posiciones que se disputan sólo por el hecho de que regalan becas, reparten bonos a sus empleados o que le hacen el favor de pagar la construcción de viviendas de alguna familia necesitada, entre otras actividades, que a diario promueven a través de los medios de comunicación de masas.
Sería pertinente saber si realmente las obras filantrópicas que supuestamente desarrollan algunos de estos políticos son desinteresadas, es decir, que no es a cambio del voto. Si esto es así, entonces la duda queda en el ambiente, porque a diario vemos las insistentes propagandas de que soy el candidato o candidata que más ayuda brinda a la humanidad. Si se trata de la candidata oficialista, se vende la imagen de que es la que más recursos de toda clase le da a los necesitados, porque cuenta con apoyo gubernamental.
Para el cristianismo, esto va contra los principios; porque “lo que se hace con una mano no lo debe saber la otra.” No obstante, lo que observamos en las propagandas es claramente, el mensaje de que se bebe votar a cambio de la generosidad del candidato o candidata; porque hizo un gran favor, ayudó al necesitado, regaló becas y supo aprovechar todo ello para su propaganda. Por ello, pide el voto para ser elegido en mayo de 2009. El político que usa estas consignas simplemente juega con la dignidad de un pueblo, se aprovecha de las circunstancias del más pobre para hacer politiquería.
Los políticos que hablan de cambio y siguen realizando las prácticas del pasado para llegar al poder a través de las obras, dizque de generosidad, con los más humildes este país, se les puede llamar con toda propiedad demagogos, porque su discurso es falaz, engañoso. Cuidado con estas malas actitudes, porque son de los que cuando consiguen sus objetivos olvidan a ese pueblo, porque siente que compraron a cambio de su generosidad el voto. Es bochornoso escuchar y ver por lo medios de comunicación social ese tipo de propagandas que deja mucho que pensar de un país en el siglo XX1.
Considero que el principal elemento de propaganda debe ser el programa de gobierno que se piensa implementar durante los cinco años cuando se esté gobernado. Ahora mismo, el pueblo está a la expectativa de los diversos planes de trabajo que presenten cada candidato, porque realmente a los panameños, nos interesa conocer esas ofertas, dado que dependiendo de ello, se podrá tomar una decisión para escoger al próximo mandatario de Panamá.