Por: Martin Isaac Donderis
Al hablar de inversión en obras públicas se tratan los aspectos económicos, pero no se habla de cómo se realizarán las obras. Tan importante como el costo de las inversiones es la forma de llevarlas a cabo.
El cómo realizarlas tiene un significado muy especial para el desarrollo del país: generación de empleo; utilización de materiales locales; promover la formación de empresas locales, y lograr el fortalecimiento institucional de entidades públicas y privadas.
Por lo tanto, la estimación de la inversión va acompañada de una evaluación del aspecto técnico, forma de ejecució, materiales y otros insumos, mano de obra local a utilizar, beneficios directos e indirectos, de cómo dividir el proyecto y margen competitivo que se da a las empresas locales; incentivos a darse en las calificaciones de las propuestas, en función de la utilización de mano de obra local en el sitio del proyecto.
Esto implica retomar la discusión de si los proyectos se deben adjudicar a la oferta económica más baja. Esto equivale a efectuar una “evaluación social” de las ofertas económicas; por ejemplo, adjudicar una obra a una empresa porque ofreció ejecutarla por un costo menor con respecto a otra, pero esta última, en su concepción de ejecución del proyecto, propone un uso intensivo de mano de obra no calificada y local, aunque el período de ejecución sea un poco más largo. ¿Cuál de las dos ofertas es más beneficiosa para el área en donde se va a realizar el proyecto y para el país?. Este punto hay que establecerlo muy claramente en el pliego de cargos del proyecto.
En términos prácticos y como ilustración, es más fácil justificar un programa intenso y extenso de mejoramiento de la accesibilidad rural con estrategias intensivas en el uso de mano de obra local, que un proyecto de costo semejante para mejorar o rehabilitar las vías existentes, usando equipos de construcción sofisticados, operados por personal especializado, y usando materiales y combustibles importados.
Por otro lado, consideraciones sobre la ejecución del proyecto puede dar lugar a favorecer, justa y equitativamente, a las empresas que usen tecnología adecuada con el medio en donde éste se realice y de acuerdo con los problemas sociales que haya en la zona y en el país.
Hay beneficios directos e indirectos, tanto para los usuarios como para los no-usuarios de los proyectos o las inversiones públicas, y analizar los mismos en forma adecuada para establecer los beneficiarios reales y los impactos socioeconómicos de las inversiones estatales, determinando si los proyectos planteados resuelven los problemas trascendentes de nuestra sociedad y si se van a dar los beneficios esperados para aquellos que los necesitan más urgentemente. Así evitamos que se propongan proyectos per sé, los cuales pueden ser de dudosa factibilidad y de dudosa eficacia en cuanto a promover el desarrollo, la creación de empleo y la disminución de la pobreza.
Estas consideraciones son cruciales para lograr el desarrollo social y sostenible con calidad de vida, y para lograr un digno bienestar para la población más humilde de nuestro país y la nación panameña en general.
El autor es: Arquitecto e Ingeniero Civil, Catedrático Universitario
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