Por: Priscilla Delgado
La autora es ex presidenta de la Cámara Panameña del Libro.
Parafraseando la canción de Rubén Blades, “hace algún tiempo me preguntaba qué es la palabra patria”. Para muchos es la identidad cultural, nuestro querido suelo, el que extrañamos cuando salimos de viaje, este país de cintura angosta en donde “nuestra comida” es la mejor del mundo, nuestros carnavales son los mejores del mundo, y es la única fiesta que el pueblo toma en serio.
Pero ¿será esto “patria”? ¿Será que nos conmovemos hasta el tuétano cuando Rubén Blades nos canta Patria y sacamos nuestra bandera tricolor, enorgullecidos cantándola toda al unísono, en donde más de una vez he visto llorar a alguna que otra persona cuando Rubén la canta?
Lo malo es lo rápido que se nos olvida el significado de la palabra patria y nos conducimos esperando qué cosas hará el país por nosotros, en vez de trabajar en qué cosas vamos a hacer por el país, por nuestra querida patria.
Cómo es posible que miles de niños se vieran en la necesidad de recoger latas durante los carnavales –tal como lo mostró la televisión– para ganarse 50 centavos por cada libra, cuando se pregona que estamos llegando al cielo con los nuevos rascacielos y compitiendo con las ciudades más ricas del mundo.
¿En dónde está nuestra riqueza? Hacia dónde se fueron los sueños de algunos, de poder ascender basándose en el estudio y el esfuerzo, cuando vemos que unos cuantos se adueñan de la riqueza, a viaje forzado con las triquiñuelas de los negocios al margen de la ley, volviéndose “millonarios de apuro”.
¿Qué futuro le espera a nuestros jóvenes?, esos que estudian en colegios públicos y cuyos padres se doblan el lomo con un salario de miseria para llevarles una mejor oportunidad de vida, un futuro mejor. ¿Podrán ver realidad ese futuro, cuando cada vez más se sumergen en la pobreza, y es más fácil y productivo enrolarse en una banda, que paga por una muerte lo que sus padres se ganan en un año de trabajo, aprendiendo el oficio del llamado crimen organizado a partir de los 13 años o menos?
¿Quién se preocupa por esto?, si todos vivimos a puerta cerrada, ya sea en edificios custodiados por agentes de seguridad, o en cambio en barriadas que cada vez son más sofisticados los sistemas de seguridad.
Estamos abriendo sin darnos cuenta una brecha lamentable entre el rico y el pobre y “la sociedad civil con responsabilidad social”, ¿dónde esta?… ¿qué hace el Gobierno y el sector privado para que las esperanzas de los más pobres no mueran y pasen en engrosar la lista de los que delinquen, ahora sin miedo, porque saben que la ley los protege?
“La palabra patria son tantas cosas bellas”, así termina la canción que tanto amamos, porque nos llega al fondo, y que seguramente Rubén escribió con el amor que siempre ha tenido por su tierra. La lucha social que se nos avecina, con la compra de conciencia a través de los votos, él lo menciona en su canción Pablo Pueblo, allí donde los políticos prometen imposibles.
Los problemas que tenemos en nuestro país no son difíciles, lo que sí es difícil es decidir y poner de manifiesto las decisiones para corregirlos, porque muchas implican una cuota política muy alta.
Ojala este año que se nos viene encima, con la cuota enorme de dinero gastado en política, también le llegue a Pablo Pueblo, y que en algún momento la visión de los extranjeros que llegan, porque escogieron a Panamá entre muchos países, para residir por su supuesta tranquilidad, sea cónsona con la realidad, y no sigamos dando una imagen de riqueza inexistente, en donde las cifras nos dicen que hay crecimiento económico, pero con muy poco desarrollo social sostenible, sin equidad, sin educación y en donde las industrias culturales son un eufemismo.