Por: Alberto E. Fadul N.
Los vecinos de Avenida Balboa y áreas aledañas, supuestamente tendrán que pagar una tasa de revalorización, con la que se costeará parte de los trabajos de la Cinta Costera. Ésta se empezará a cobrar a mediados del próximo año. Se informa que así lo indicó el Ministro de Obras Públicas, Benjamín Colamarco. Lo cual afectará sólo a los habitantes del indicado sector, ya que, según el ministro, éstos han visto incrementado su patrimonio, gracias al desarrollo de la Cinta Costera. ¿Abarca el “sector” al resto del país?
El criterio y los razonamientos en los cuales se estilaba fundamentar una taza de revalorización, son ambiguos y desfasados; fundamentalmente, manejado ante circunstancias de carencia de fondos estatales. Realidad que hoy no es cierta.
El potencial, y muy por ver, beneficio efectivo de la Cinta Costera como infraestructura vial, es de carácter nacional. Las ventajas relativas respecto de algunos bienes raíces del área y muchas otras son una consecuencia, indirecta, de un actuar del Gobierno Nacional, que tiene a su cargo, como función obligatoria, el buen desarrollo de las infraestructuras viales. Más específicos serán los beneficios para el único hotel ubicado en el área y para el Club de Yates situación, grave, no explicada en detalles necesarios por el apurado Ministro de Obras Públicas.
¿Hasta cuando, apreciados lectores, estaremos dispuestos a la aceptación y ahora pagos por los, supuestamente, egocéntricos y costosos actos presidenciales de este país?
Los legados presidenciales, producto de sus periodos de gobierno, no se aseguran con placas que llevan su nombre, pagadas con los impuestos de una población cuyo diario afán por el trabajo, genera la vida económica de la patria. Entorpecida ésta, de manera consuetudinaria, por actos politiqueros, clientelistas, demagógicos, carentes de transparencia y en la mayoría de los casos, envueltos en escándalos de corrupción impune. ¿Está la Cinta Costera exenta de algunos de los calificativos expuestos o la potencial categorización expresada? No lo sé. Lo que si sé, es que la taza de revalorización es totalmente inaceptable e injusta. La misma debe ser rechazada por toda la ciudadanía dentro y fuera del susodicho “SECTOR” beneficiado. Producto de una actividad señalada como una de visión a largo plazo, para el beneficio de toda ella.