Por: Alberto E. Fadul N.
Desde mi escuela secundaria y per secula seculorum, leo a escritores que persisten en el utópico refrán, igual maestros, profesores, periodistas, comentaristas intelectuales etc. Lectores todos, lo cierto es que la espiral histórica sólo se repite por ser las personas, en cada época, inconcientes de la necesidad de un cambio asertivo e integral, que les permita a las generaciones continuar con ese oleaje de meticulosos ajustes, permitiéndole a la humanidad un progreso más allá de lo tecnológico. El patético paradigma no tiene razón a la permanencia absoluta. De continuar, la culpa es nuestra: de las generaciones presentes y futuras, siempre que la impotencia señalada continúe.
El progreso quántico de la tecnología, en todos sus aspectos mecánicos y científicos, aún no permeado a todas las capas sociales es sin embargo, el marco de referencia que debió considerarse, generalizadamente, en lo humanístico. El grado de desarrollo de este último a pesar de que existe, en alguna medida, posee una velocidad progresiva inferior.
Los avances en materia de exploración espacial y fabricación material bélico sofisticado, para citar sólo dos de muchos, no es equiparable a la solución del incremento desmedido de la pobreza mundial o al crecimiento deplorable de la educación publica, también para mencionar sólo dos.
Claro está, en países de alta demografía, los pensadores estratégicos nos dirán que los impuestos sólo alcanzan para aquello que esos países consideren prioritario; así, lo recaudado, definitivamente, no alcanzará para todo.
Veamos nuestro Panamá: baja demografía y altos impuestos con una corrupción impune, la cual fortalece los flagelos que azotan a la ciudadanía panameña. Estos son: serias deficiencias en las áreas de salud pública, educación pública, servicios básicos, infraestructuras varias planificadas con visón al largo plazo y desarrollo urbanístico planificado y moderno. A demás, políticas fiscales que ofrezcan una rebaja de los impuestos como incentivos al sector productivo, a la inversión y al empleo. Apoyo concreto al sistema bancario, a la actividad marítima, al turismo. Una mayor inclinación hacia el desarrollo de la actividad industrial. Reducción del tamaño del Estado. Reestructuración del personal administrativo, en la búsqueda de su eficiencia funcional. Implementación correcta de carreras en el sector administrativo.
Cambios constitucionales integrales. Revisión al Código de Trabajo. Modificaciones serias a la CSS. Eliminación de privilegios a servidores públicos. Reestructuración de los tres poderes del Estado. Disminución efectiva de la corrupción estatal: sanear la odiosa e insidiosa impunidad. Apego al principio de transparencia gubernamental. Disminución de la criminalidad. Del mercadeo de drogas estupefacientes. Solución al problema de las importaciones de medicinas de Oriente. Leyes claras que controlen la inmigración ilegal. La ausencia de seguridad jurídica. Una deficiente administración de justicia. No apoyo efectivo al Ministerio Público. Esto sólo para mencionar algunos.
Problemas que entorpecen la disminución y la corrección efectiva de lo planteado y soluciones factibles que podrían asistir en dicho asunto: gobiernos clientelistas sujeto a los intereses de los partidos políticos que lo conforman: modificación de la Constitución respecto de su exclusividad funcional. Tribunal electoral carente de iniciativas pertinentes, conformado por viejos políticos de alto relieve partidista. Modificación constitucional.
Aislamiento de los partidos políticos del resto de la sociedad: establecimiento de enlaces prácticos y efectivos con la sociedad sivil organizada. Mayor democratización de éstos. Huelgas y amenazas constantes de éstas referente a gremios y estudiantes; enlaces efectivos con los grupos estudiantiles y las organizaciones gremiales para el encuentro de soluciones factibles de rápida aplicación. Problemas en las calles: control apropiado de multitudes y aplicación de sanciones por violación de derechos de terceros y daños físicos a personas no participantes; más retribución económica por daños ocasionados a la propiedad pública y privada.
A los candidatos de cada partido político, les solicito incluir en sus campañas electorales, compromisos de análisis y soluciones explícitas a toda la gama de flagelos y problemas adicionales expuestos en este escrito.
Que llegue el cambio del paradigma de prometer y no cumplir…