Es el momento oportuno para analizar el sistema electoral nacional
Todos los comentaristas insisten en que nuestras elecciones adolecen de muchas fallas, sin dejar de reconocer la superación de las aberraciones superadas del pasado dictatorial y predictatorial. Lo fundamental en términos generales es el bajo nivel ideológico de todo los partidos. Los pronunciamientos son habitualmente circunstanciales y emocionales.
No se aprecia la orientación de principios, ni estrategias definidas siguiendo esos principios. Pareciera que los que deciden lo que hay que comunicar son los creativos publicistas como si fuera una marca de perfume o un artista reguesero.
Por el respeto que merece la comunidad los partidos deberían exponer sus propuestas para resolver los problemas de la ciudadanía. Y si consideran que el electorado no tiene el nivel adecuado para recibir esa información, entonces deben contribuir a elevar el conocimiento cultural político de los electores. La gente de la calle no es tonta y quiere saber, no los problemas que los sufre en carne propia, sino como se lo van a resolver; y no con promesas baratas, sino documentadas con leyes especificas, proyectos concretos, procedimientos factibles, financiamientos conocidos. Es decir no quiere que lo sigan tomado como “pendejos”. con fantasías que saben que no quieren, ni pueden cumplir, y que solo son improvisaciones clientelistas electoreras. Es preciso un cambio en que exista coherencia ideológica con programas documentados y una publicidad de acuerdo a lo anterior. Pero la causa real de las distorsiones no son de los publicistas de mercadeo especialistas en imágenes, en slogans, en encuestas. Al fin ese es su trabajo y en esta época hacen fabulosas ganancias a expensas de los candidatos que los agarran de “congos”, y que piensan que los votos se consiguen solo con propaganda. Y si esto fuera así, reflejaría una concepción muy escasa de nuestros políticos y el electorado. El asunto es que a la política la infiltró y se la tomó, los poderes monetarios. Que la política se hace con dinero y mucho. Que el asunto es de simpatía, de decorados, de ruido y hay que invertir en reuniones, transporte, camisetas, es decir todo lo que tenemos ahora. Pero esas donaciones, los aportes en organizar eventos, los financiamientos en las campañas no son gratis- Eso tiene su precio posterior en licitaciones, prebendas, favores, trampas, favoritismo, doblar brazos, cuando se llegue al gobierno. Aparte de que ese proceder pone las elecciones en manos de la competencia económica de capitalistas, lo cual desvirtúa la esencia de la democracia. Además de que esa práctica es madre de la corrupción . Cada campaña la pagan muchos empresarios que dan dinero a varios candidatos, inclusive antagónicos. Los empresarios capaces y eficientes no tienen porque depender de favores de políticos para sus operaciones y negocios. No tienen porque recurrir a las coimas previas electoreras. El capital tiene muy importantes funciones para el desarrollo del país y en esferas debe actuar, no en campañas electorales. El CONEP y APEDE deberían instruir a “todos” sus miembros a ahorrarse esos dineros y no contribuir con las campañas. Pero tendrían que ser todos para que ninguno quede en desventaja. En múltiples ocasiones se ha preentado ante el Tribunal Electoral, en los partidos políticos y en publicaciones, fórmulas de modificaciones de procedimientos electorales, pero nunca los han tomado en consideración y han sido rechazados por los partidos. Estas ideas no son productos de frustraciones ni de resentimientos, sencillamente son modelos que hace mucho tiempo se practican en las democracias europeas en algunos aspectos.
Campañas electorales cortas (3 meses), fijadas por ley. El tiempo mínimo necesario para que los electores conozcan los programas de gobierno propuestos y los currículos y antecedentes de los candidatos. Fijar un limite tope de todas las actividades, horas de TV, radio , manifestaciones, concentraciones, etc. No se expresan en dinero porque todas estas cosas tienen diferentes costos según el apoyo a los candidatos. Y estas actividades limitadas al partido y candidatos que menos capacidad tenga de inversión por región. Y todos los partidos y candidatos por igual. Esto daría una igualdad para todos Además, el TE
debería verificar las informaciones sobre antecedentes de los candidatos para garantizar su veracidad. Exigir compromisos formales sobre sus propuestas y factibilidades. Los aportes del TE a los partidos podrían financiar todos estos apoyos a la política y la ciudadanía.
Esto permitiría la libertad de expresión “reales”, sin publicidad engañosa. Y haría depender el voto de la conciencia bien informada de los electores y no del volumen de dinero invertido y de los recursos histriónicos de mentir. Los candidatos y los partidos no tendrían la necesidad de entregarse a prestamista o donantes y podrían actuar mas libremente en beneficio de sus electores según sus bases ideológicas. Esto parecería difícil o utópico en nuestro medio. Pero la autoestima de panameños nos debe obligar a superarnos e iniciar una modernización electoral. El mundo progresa aceleradamente. No debemos dejarlo para después. Es la sociedad, las universidades, los gremios profesionales, los sindicatos y organizaciones ciudadanas y cívicas la que tienen que tomar estas iniciativas, que no son nuevas, porque del TE y los partidos lamentablemente, no partirá. Las elecciones no pueden ser para el que mas grita y gasta, sino para el que tenga las mejores propuestas factibles y con antecedentes de credibilidad..