Autor: Lic. Enrique De Obaldía – Abogado.
Recuerdo como si fuera hoy, era el año 1988, a consecuencia de las declaraciones del Ex Coronel Díaz Herrera en Junio de 1987, el País vivía una de las crisis más agudas de toda su historia. El General Manuel Antonio Noriega ejercía una férrea Dictadura Militar.
Vivíamos tiempos muy difíciles, a penas tenía 17 años, estaba en mi plena adolescencia, cursaba el Sexto Año del Glorioso Nido de Águilas, El Instituto Nacional. Desde que ingresé al Colegio en el año 1983, el Movimiento Estudiantil del Plantel enfrentó por medio de protestas a la Dictadura Militar, las cuales siempre eran reprimidas por las Fuerzas Militares.
Precisamente, en la Tercera semana del mes de Septiembre de 1988, en una de esas protestas nos enfrentamos a los Comandos Antimotines DOBERMANS y CENTURIONES, usando como trinchera el Colegio, los disturbios terminaron a las 2 de la Tarde, cuando las Fuerzas militares se retiraron del área del plantel.
Al término de la Jormada de Protesta el Sr. Rector Carlos Arrieta de La Hoz nos informó que el Ministerio de Educación había ordenado el cierre del Colegio. Una vez informados de esta decisión, los estudiantes que aún nos encontrábamos dentro del edificio, la mayoría de Sextos Años, en Asamblea, decidimos tomarnos el Colegio hasta que el mismo fuera reabierto.
En la Semana varios compañeros hicieron guardia las 24 horas del día, haciendo realidad la toma, en compañía de algunos Padres de familia, Profesores y por el Señor Rector Carlos Arrieta de La Hoz y algunos funcionarios del Plantel.
El día viernes 16 de Septiembre, en horas de la mañana, visitamos a los compañeros para acuerpar el movimiento. El apoyo a la Protesta por parte de la Ciudadanía y las fuerzas democráticas fue unánime., los compañeros recibieron el aliento de Movimientos Estudiantiles, Federaciones de Clubes de Padres de Familia, Sindicatos de Trabajadores como los del IRHE y de la Autoridad Portuaria., Gremios de Maestros, de la Asociación de Profesores de Panamá, del Comité Panameño por los Derechos Humanos, de la Cruzada Civilista Nacional, por mencionar algunos. Cabe señalar que muchos de los dirigentes de estas organizaciones hicieron acto de presencia en el Colegio
Los murales ubicados en el vestíbulo del Plantel estaban repletos de Resoluciones de estas Fuerzas Vivas a favor de la acción de la Familia Institutora.
Ese día viernes 16 de septiembre de 1988, se logró nombrar una Comisión conformada por Estudiantes, Profesores y Padres de Familia, la cual logró contactar al Monseñor Oscar Brown, para que sirviera de enlace con el Ministerio de Educación para iniciar un dialogo en pos de la apertura del Nido de Águilas. Cabe señalar que el Monseñor Brown aceptó esta tarea como Graduado del Instituto Nacional.
El Monseñor Brown informó a la Comisión que el Ministro de Educación Rolando Murgas había accedido a reunirse el lunes 19 de septiembre con la Comisión, a fin de establecer las condiciones para la reapertura del Plantel.
El viernes en la noche decidí unirme a la toma del Colegio junto a mi amigo y actual compadre Gamal Díaz, el cual era compañero de Salón. El viernes a amanecer sábado no hubo ninguna novedad, todo estuvo tranquilo. En la mañana del sábado regresé a la casa para descansar, ya que no había dormido nada, con la intención de regresar en la noche.
En la noche antes de irme de casa llamé por teléfono a Gamal el cual me comunicó que ese día no podía acompañarme. Cuando llegué al Plantel se convocó a una reunión en la cual se planeó reforzar la seguridad y fijar medios de escape, ya que había información que ese día las Fuerzas Castrenses asaltarían el Edificio.
Me tocó ser Centinela del Tercer Piso del Pabellón de los Segundos Años, como Crónica de Una Muerte Anunciada, al mejor estilo del Gabo, aproximadamente a las Once y Media de la Noche, desde la ventana de uno de los salones observamos a los civiles que merodeaban las afueras del edificio correr despavoridamente, observé como se estacionaban los carros de las Fuerzas Antimotines Dobermans y Centuriones, y carros sin identificación de la Inteligencia Militar. Comenzaba el Asalto.
Acto seguido con mis compañeros, centinelas de los otros pisos, bajamos las escaleras a toda prisa, cuando llegamos al vestíbulo ya se escuchaban tiros al aire que nos hacían desde las afueras, y el sonido de varios mazos derribando los históricos portones del Nido de Águilas.
Rápidamente procedimos a levantar trincheras con sillas y pupitres, para retardar un poco la entrada de las Fuerza militares, objetivo que logramos y el cual nos dio tiempo para escondernos., en ese momento se apagaron todas las luces, las fuerzas de asalto desconectaron el sistema eléctrico en toda la manzana, quedamos en penumbras, procedí a esconderme con otro compañero debajo de un pupitre en uno de los salones de la planta baja del pabellón de los primeros años.
Escuchamos cuando derribaron el Portón del Centro, entraron y empezaron a lanzar despiadadamente Bombas Lacrimógenas, y hacían tiros al aire, observamos por medio de los ventanales como los compañeros en su afán de escapar se lanzaban por las ventanas de los pisos superiores, nos estábamos asfixiando., a los minutos el Mayor Felipe Camargo, nos encontró, nos apuntó con su escuadra y nos dijo que saliéramos con las manos en alto, casi no se le escuchaba porque portaba una mascara antigas.
Salimos del Salón corriendo, en el vestíbulo nos encontramos con una fila de militares los cuáles nos daban puñetes, patadas y manguerazos, como si fuéramos animales. Los que vivimos aquellos años sabemos que estas mangueras tenían un hierro adentro.
Salimos casi cojeando al exterior del plantel, allí nos esperaba otra fila de militares, gracias a Dios más pequeña, que te brindaban la misma dosis de puñetes, patadas y manguerazos, y nos hicieron subir a un carro de la Compañía Centurión. Allí se encontraban muchos compañeros que antes que yo, ya habían sido capturados., al estar en el auto militar observamos agentes del G-2 portando ametralladoras USIS, escuchamos que hacían tiros de ametralladoras dentro del Colegio, se nos pasaba por la mente lo peor.
Otro grupo de compañeros logró escapar por un orificio de un aire acondicionado, tal cual lo habíamos planeado el ejercicio de escape., cruzaron el campo de Fútbol, escalaron un Portón, y estando en la calle los vecinos del área les dieron protección, abriéndoles las puertas de sus casas.
La Patrulla estaba llena, los últimos que ingresaron a la misma fueron el famoso TIBI, inspector del Colegio, y el Sr. Rector Carlos Arrieta de La Hoz., íbamos como Sardina en Lata. Empezó a salir mucho humo del Plantel, pensamos que como represalia quemarían las oficinas. Al día siguiente por medio de Radio Impacto de Costa Rica, nos enteramos que en la acción del Asalto se quemaron las cortinas de las oficinas de la Rectoría.
Minutos antes que nos trasladaran a las instalaciones del G-2 ubicadas en el Cuartel Central, llegó al lugar un carro bomba para extinguir el incendio.
El Sargento que nos custodiaba parado en la puerta del carro, constantemente nos insultaba y nos amenazaba, particularmente al Sr. Rector Carlos Arrieta de La Hoz. Y nos decía en repetidas ocasiones…. Ya verán los que les va a pasar cuando lleguen al cuartel…. hiuput……..
Al llegar a los estacionamientos del G-2, nos gritaron que saliéramos rápido del carro. Con nosotros se encontraba uno de los compañeros que se lanzó de uno de los pisos superiores, era Universitario, estaba dando apoyo al movimiento, tenía sus dos piernas fracturadas., un agente nos dio las órdenes a un compañero y a mí que lo bajáramos.
Lo dejamos en el suelo, se quejaba mucho del dolor, los agentes del G-2 que estaban allí se reían y se burlaban del compañero, como estaba sucio y revolcado, le preguntaban de que Junta de Embarre venía y si había subido al Palo Ensebao.
Después nos mandaron a que pusiéramos las manos en la nuca y que nos paráramos contra la pared, nos revisaron, nos daban el mismo tratamiento que a un delincuente. Luego nos mandaron a desnudarnos, por si teníamos algún arma escondida en la ropa interior., nos vestimos y uno a uno pasaba a una oficina donde nos fichaban y nos daban el teléfono para llamar a nuestros padres, para que nos fueran a buscar.
Una vez que llame a la casa, nos confinaron por varias horas en un área cerca del estacionamiento. Los agentes que nos custodiaban en forma amenazante nos decían que teníamos suerte de ser menores de edad, porque si no hubiéramos sido trasladados a la Cárcel Modelo.
A eso de las 3 de la madrugada mi madre Damacia De Obaldía y mi hermano José De Obaldía llegaron a buscarme, los mismos recibieron regaños de un Subteniente que les decía: que si ellos no sabían donde yo estaba.
Pronunciaron mi nombre, me dijeron que me parara, y me entregaron a mi madre y a mi hermano., salimos caminando por la calle del frente del Cuartel Central, la cual estaba cerrada y fuertemente custodiada por el Batallón Urraca, Batallón que era Comandado por el Mayor Moisés Giroldi, Líder del Golpe del 3 de Octubre de 1989., y el cual fue asesinado en la Masacre de Albrook.
Un miembro del Batallón fuertemente armado con una ametralladora M-16, nos abrió el paso. Cuando llegué a casa mi madre me curó las heridas, tenía todo el cuerpo moreteado, cojeaba y no podía alzar mis brazos, tuve que tomar mucha árnica, estuve en cama varios días antes de recuperarme.
Algunos de mis compañeros fueron hospitalizados, otros fueron enyesados porque se rompieron piernas y brazos al lanzarse de los pisos superiores del plantel, o al ser golpeaos con saña animal por las fuerzas militares. Nos contaban los compañeros que se lanzaron, que estando en el suelo, los militares los obligaban a caminar, dándoles golpes y patadas. Algunas personas que pasaban por casualidad por las afueras del Colegio fueron igual arrestadas y condenadas a un (1) año de prisión. El Presidente del Club de Padre de Familia que fue apresado con nosotros, también recibió la misma condena.
Ese mismo Sábado 17 de septiembre, también fueron asaltados los locales de los Sindicatos de Trabajadores del IRHE y de la Autoridad Portuaria, contrarios al Régimen Militar. Todos los allanamientos fueron comandados por el Mayor Felipe Camargo, por órdenes directas del General Manuel Antonio Noriega.
Las Fuerzas de Defensa justificaron el Asalto al Instituto Nacional, toda vez que el Nido de Águilas se estaba convirtiendo en un foco SEDICIOSO, aupado por La Cruzada Civilista Nacional.
Como medida de prevención el Régimen Militar, a través del Ministerio de Educación, suspendió las clases en las Provincias de Panamá, Colón y en el Distrito de Chorrera, los días Lunes 19 y Martes 20 de Septiembre.
Aún guardo celosamente las cintas magnetofónicas donde grabé estos acontecimientos difundidos por Radio Impacto de Costa Rica, la cual la sintonizábamos por medio de Onda Corta.
Al unísono las Fuerzas Vivas y Democráticas del País, denunciaron el asalto al Instituto Nacional y los vejámenes cometidos.
Definitivamente hasta el momento esta ha sido la experiencia más impactante en mi vida, por eso la llevo como una fotografía en mi mente. Y cuando veo las cicatrices en mi cuerpo ocasionadas por la golpiza, también empiezan los recuerdos del día que las Águilas estuvieron bajo Fuego.
Con esta narrativa quiero rendirle honor a todas las generaciones de Institutores de los años setentas y ochentas que enfrentaron a la Dictadura Militar Octubrina. Y a todos los panameños, la mayoría anónimos, que fueron arrestados, desterrados, violados, asesinados, vejados y golpeados por luchar por la implantación del Régimen Democrático, del cual hoy gozamos. Ojala que esos días no regresen nunca.
Es hora que las nuevas generaciones conozcan la verdadera historia después del 11 de Octubre de 1968.