Lunes, 3 de septiembre de 2007
DISCURSO EN ACTO DE INICIO DE AMPLIACIÓN DEL CANAL DE PANAMÁ
Usted y Omar Torrijos firmaron, el 7 de septiembre de 1977, el fin de la perpetuidad y repararon así una injusticia histórica.
Demostró usted una extraordinaria valentía personal al comprometerse a entregar el Canal de Panamá y desmantelar la estructura colonial instalada en el centro de nuestro territorio.
Su calidad moral y como estadista fue decisiva para lograr una negociación justa entre una gran potencia y un país pequeño pero con poderosas razones históricas para reclamar su integración territorial, para dejar de ser una tierra dividida y convertirse en un punto de unión de los pueblos.
Fue tanto el peso de sus convicciones, presidente Carter, que no reparó en cálculos electorales y de hecho, como mencionó, pagó un enorme costo político, pero el mundo terminó por reconocerle la ética y el desprendimiento que han regido su vida y sus decisiones políticas la otorgarle el premio Nóbel de la Paz.
Por todos los extraordinarios esfuerzos que usted realizó para concretar los Tratados Torrijos – Carter merecerá por siempre la gratitud y el afecto del pueblo panameño y el reconocimiento de todos los países del continente.
Muchas, muchísimas gracias, presidente Carter.
Estimados presidente Álvaro Uribe, de Colombia; Elías Antonio Saca, de El Salvador; Daniel Ortega, de Nicaragua; José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de los Estados Americanos; y Rodrigo Arias, representante del gobierno de Costa Rica, muchas gracias por compartir con el pueblo panameño este día que la historia recogerá como el inicio de la segunda gran epopeya del Canal de Panamá.
Compatriotas:
Dentro de 4 días se cumplirán 30 años desde que fueron firmados los Tratados Torrijos – Carter que, al mediodía del 31 de diciembre de 1999, se cumplieron puntualmente. Siete años después estamos aquí en este día de nuestra patria para dar inicio a las obras de ampliación de nuestro Canal.
Cuando transcurran otros 30 años los panameños de entonces recordarán este día y la acertada decisión que tomó esta generación, la generación que afrontó el desafío de ampliar la vía interoceánica, la generación que decidió con su voto llevarla a cabo, la generación que está aquí como testigo y protagonista de su propio destino.
Cuando se cumplan exactamente los 100 años de existencia del Canal, el 15 de agosto de 2014, habremos cumplido las obras de ampliación que hoy se ponen en marcha. Para esa fecha las nuevas exclusas estarán concluidas, los dragados y ensanches estarán terminados, el ingenio humano habrá realizado la hazaña de construir una vía acuática prácticamente nueva que reafirmará nuestra relevancia en el comercio mundial.
Entonces celebraremos la grandiosa reinauguración del Canal ya ampliado cuando el primer buque Postpanamax cruce de mar a mar por nuestra tierra como lo hizo en 1914 el vapor Ancón. A partir de ese día tendremos un Canal moderno para los siguientes 10 años
Nuestro pueblo, que libró las ejemplares y admirables jornadas por nuestra soberanía, por la integración del territorio y el perfeccionamiento de nuestra independencia, podrá entonces, con satisfacción y orgullo, decir: sí valió la pena, sí valió la pena la vergüenza y la valentía de los panameños que a lo largo del siglo XX mantuvieron prendida la llama de nuestra libertad; sí valió la pena nuestra lucha histórica por la dignidad nacional y por nuestra soberanía; sí valió la pena la jornada histórica de 1947 y la siembra de banderas de 1958.
Valió la pena la legítima rebeldía estudiantil y popular que fue aliento de tantas luchas patrióticas
Valió la pena la sangre ofrecida por la patria, cada hora de luto, cada mártir que entregó su vida, su juventud y sus sueños.
Valió la pena la gloria suprema de Ascanio Arosemena y los mártires del 9 de enero y de todos los patriotas que ofrendaron sus vidas y que hoy, desde la eternidad, observan complacidos que sus sacrificios no fueron en vano.
Valió la pena el alpinismo generacional que se nutrió de la visión patriótica de estadistas como Harmodio Arias, José Antonio Remón Cantera y Roberto F. Chiari; y sí valió la pena el impulso decisivo, la determinación y e l coraje del general Omar Torrijos Herrera.
Él, con luces largas, visualizó que ese día llegaría y que nuevamente se abrirían las entrañas de la tierra istmeña, esta vez con nuevos sueños y sin el dolor de la usurpación. Por ello les pido, en las riberas del Canal ya panameño, que este día irrepetible le expresemos nuestra gratitud a Omar Torrijos Herrera, al dirigente que nos unió para lograr el gran objetivo de eliminar la quinta frontera. Que este 3 de septiembre sea el reconocimiento de los patriotas que se ganaron un sitial en la historia.
Compatriotas todos:
A partir de hoy excavaremos otra vez más el suelo patrio para adicionarle nuevas exclusas al Canal, así lo hemos decidido por nosotros mismos sin ingerencias ni imposiciones externas.
Por eso este es un momento de alegría para la patria y una fecha para la gratitud. El general Torrijos supo integrar al equipo más capaz, más inteligente y al mejor equipo negociador que haya tenido Panamá en toda su historia. Gratitud para todos los miembros de ese equipo, algunos de los cuales se encuentran presentes aquí con nosotros, porque jamás les tembló el pulso y porque demostraron tolerancia, flexibilidad y una lealtad a la patria.
Gratitud a los mandatarios, dirigentes políticos y amigos que hicieron suya la causa de Panamá, como Alfonso López Michelsen, Carlos Andrés Perez y Daniel Oduber, entre otros.
Gratitud para los trabajadores del Canal, para los que excavaron con palas al inicio del siglo XX, para los que perdieron su vida durante la odisea de la construcción, para los que hicieron posible una transición ordenada, para cada uno de los empleados del Canal que hoy trabajan.
Panameños y panameños:
Largo fue nuestro camino hacia la libertad y recorrerlo no fue fácil. Logramos realizar lo que parecía un imposible, que la Zona desapareciera y que entráramos al Canal.
Supimos cancelar una era de confrontaciones con los Estados Unidos para realizar una transferencia ordenada y logramos demostrarle al mundo que sí podíamos administrar con eficiencia y seguridad.
Esta fecha quedara como el día que comenzó a implementarse la decisión del pueblo panameño expresada en e l referéndum del 22 de octubre del año 2006
La ampliación del Canal es un hito histórico como lo fue su construcción y como lo fue su transferencia. El Canal, que durante casi un siglo dividió nuestra tierra, tiene ahora el incalculable valor de unirnos como nación. Lo que antes fue motivo de controversia y de luto, hoy es símbolo de orgullo y esperanza.
Amigas y amigos:
Todos sabemos cómo nos hería la cerca excluyente de la Zona del Canal, cómo mirábamos desde afuera sin saber qué había adentro. El área canalera era tan prohibida que cuando pasábamos por aquí era como si estuviéramos en otro país. Esos días quedaron atrás, como quedaron atrás los días en que los panameños no percibían los frutos del Canal.
Ahora los beneficios del Canal llegan de manera directa y tangible a todos, absolutamente todos, los corregimientos del país. Ahora los peajes llegan directamente a la financiación de la educación de nuestros jóvenes. Así, el Canal, antes sin vínculos con el país, es ahora el gran coloso con el que contamos para llegar a ser un país sin pobres, sin miseria, sin analfabetos y sin marginados.
Así como cayó la cerca de la Zona, también va a caer la cerca que separa al Panamá del a opulencia, del Panamá de la pobreza.
Y a los 3 millones de panameños les repito que el proyecto de ampliación del Canal no es de nadie, nadie puede abrogarse el derecho de su paternidad, los panameños somos los únicos socios, los únicos accionistas y sus únicos dueños. Este proyecto le pertenece por entero al pueblo panameño. Sólo a él le corresponde el mérito histórico y a él sólo le corresponden los beneficios que genera ahora y en el futuro.
Tenemos la oportunidad que nos ha dado la historia, quizás como una justa recompensa por tantos dolores y sacrificios, de unirnos con fe en una nación optimista. La recuperación del Canal nos unió en el pasado y su ampliación nos volvió a unir cuando, al calor del referéndum, iniciamos un proyecto de concertación nacional que está próximo a concluir.
Es el momento del Panamá de las visiones compartidas, no el de los proyectos políticos egoístas. El momento del Panamá que suma, el que aporta ideas y no el de enfrentamientos que a nada conducen y que nada construyen. Los panameños no tenemos vocación de odio y hemos demostrado cordura y sabiduría cuando se ha tratado de imponer la pequeñez y la mezquindad.
Que este acto sirva para que nunca más la familia panameña la divida el odio y las confrontaciones. Que este 3 de septiembre quede registrado como el día donde juntos hicimos que fuese más altiva y más grande nuestra patria.
Estamos siendo testigos de un hecho singular e irrepetible. Los panameños de hoy hemos tenido el excepcional privilegio de vivirlo y alcanzar una altura que los pueblos sólo logran en momentos muy especiales de su historia.
Yo tengo la certeza y el optimismo de que con la ayuda de Dios escalaremos hasta la cima más alta y que allí plantaremos, soberana y para siempre, la bandera tricolor panameña
¡Que viva Panamá!
¡Que vivan nuestros héroes y mártires!
¡Viva Omar Torrijos Herrera!
¡Viva el pueblo panameño!
Muchas gracias.